El Cuerpo Nacional de Policía ha detenido este verano a 40 personas pertenecientes a dos grupos mafiosos que se dedicaban a extorsionar a decenas de hombres paquistanís sin papeles a cambio de matrimonios con españolas. Era la opción más fácil y rápida que tenían estas personas para vivir y trabajar legalmente en España. Los grupos operaban en la provincia de Barcelona y, además de organizar las bodas falsas por 10.000 euros, falsificaban documentación para hacer verosímil la historia de amor.

Según dicta la ley de extranjería, un inmigrante no puede residir ni trabajar legalmente en España si no consigue un contrato laboral de un año a jornada completa. Pero estos contratos no están al alcance de la mayoría de personas que emigran a Barcelona. En muchos casos, hay quien que se aprovecha de ellos y les cobra por falsos contratos de trabajo en unos empleos donde son explotados en supermercados 24 horas. Pero hay otra opción, mucho más rápida y fácil: casarse con una mujer española. Tras el matimonio, el conyuge extranjero puede obtener la tarjeta de residencia de familiar de ciudadano de la Unión Europea, lo que le permite trabajar y no ser expulsado durante cinco años, y abre la puerta a la obtención de la nacionalidad.

Se aprovechan de su vulnerabilidad

Estas mafias lo sabían y decidieron crear su propio negocio al margen de la ley. Una boda podía costar entre 5.000 y 10.000 euros, según dijo a la policía una de las víctimas, cuyo testimonio permitió abrir la investigación. "Se aprovechaban de ellos y de su vulnerabilidad para hacerse con grandes cantidades de dinero", explica a EL PERIÓDICO Emilio de la Calle, comisario jefe de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) en Catalunya.

Una de las tramas estaba afincada en Sabadell, que es de donde residían la mayoría de las personas detenidas. Sin embargo, los matrimonios se registraban todos en Sant Vicenç de Castellet, y las uniones eran todas entre mujeres españolas y hombres de nacionalidad paquistaní. La policía pudo demostrar que habían organizado 15 bodas falsas, y detuvo a una veintena de personas implicadas. Los investigadores también indagan si pueden estar implicados miembros de la administración de la cocapital del Vallès Occidental.

Compatriotas embaucadores

En esta trama no solo había mujeres dispuestas a casarse a cambio de dinero. Parte del grupo lo integraban tres hombres, de orígen paquistaní, que se dedicaban a buscar compatriotas sin papeles que se quisieran casar con una española. Para encontrarles, se aprovechaban de al menos tres comercios de Barcelona, aunque, según de La Calle "tenían influencia en otras partes de Catalunya y del resto de España". Otras personas se dedicaban a falsear documentación para hacer más verosímil el romance inexistente. Cambiaban las partidas de nacimiento para que los novios tuvieran la misma edad y, si era necesario, falsificaban los antecedentes penales, entre otro tipo de documentación.

La otra trama, que llegó a cuajar una treintena de bodas, la dirigían una mujer de etnia gitana y sus familiares. Habían hecho de estos enlaces su forma de vida, y sus únicos ingresos se basaban en organizar matrimonios de conveniencia. En este caso, según apunta la policía, todas las mujeres que se casaban eran de la misma etnia.

"Como si te marearas"

"Haz como si te estuvieras mareando, pídele un vaso de agua, que vea que estás embarazada". Este es un fragmento de las conversaciones telefónicas que intervino la Policía a una integrante de la trama criminal. Una de las chicas recomendaba a otra que fingiera ante el notario que estaba embarazada del hombre paquistaní del que no estaba enamorada y con el que se iba a casar por dinero. Una estrategia para que la boda fuera mucho más creíble.

Otros miembros de la organización se dedicaban a falsificar el padrón de la pareja. "Si ya viven juntos, la historia de amor parece un poco más cierta", comenta el comisario. Aunque en realidad, todas las parejas habían vivido precisamente en el mismo piso. Una vivienda ubicada en la calle de la Bordeta de Barcelona y que pertenecía a la cabecilla de la trama.

Tras la boda, la pareja no se volvía a ver. Así es como los agentes han podido acabar de demostrar la falsedad de estos matrimonios. "Muchas mujeres no recordaban ni el nombre de su falso marido", explica el jefe de la UCRIF. El problema era que los paquistanís, una vez habían hecho el pago, arrastraban una deuda ingente que acababan pagando con largas jornadas laborales o multiempleo. Es el precio de ser ciudadano español, piensan muchos. Esto, o que la necesidad es tal que uno está dispuesto a hacer lo que haga falta. De momento ambos casos están bajo secreto de sumario, pendientes de juicio.