El abogado de 'La Manada', Agustín Martínez Becerra, ha expresado este viernes su "perplejidad" por la rapidez con que el Tribunal Supremo ha dictado sentencia y ha calificado la vista de este viernes como "una obra de teatro cuyo final estaba escrito" y en la que él ha tenido "la sensación de hacer el ridículo".

El letrado, en declaraciones a los periodistas tras regresar a Sevilla desde Madrid, también ha confirmado que sus clientes pasarán la noche en la prisión Sevilla I y no ha explicado si recurrirá la condena ante el Tribunal Constitucional o las instancias europeas.

De hecho, Martínez ni siquiera sabe si continuará defendiendo a los cinco condenados en la otra causa que tienen pendiente por un caso similar en Pozoblanco (Córdoba).

"Tengo sensación de fracaso, aunque no debería decirlo públicamente, porque estoy absolutamente convencido de que son inocentes", ha dicho el abogado, al que lo ocurrido esta mañana le ha "sorprendido muy desagradablemente".

"Es el más alto tribunal y me he sentido como si fuese una obra de teatro cuyo final estaba escrito y yo me convertía en un personaje y había que hacer una fotografía de la escenificación de la resolución que todo el mundo esperaba. Ya no hay ningún problema. Hoy ya no hay justicia heteropatriarcal ni jueces machistas. Da mucho vértigo, la verdad", ha comentado.

El abogado también ha asegurado que "no es normal que esto se haya resuelto en una hora" y ha lamentado "cómo se ha actuado a la forma de detener" a los cinco condenados, ya que ha ocurrido "antes de que se les comunicase la sentencia", lo que ha calificado como "irracional".

"He recibido decenas de llamadas de compañeros escandalizados", ha asegurado Martínez, que dice que desconoce "cuánto tiempo antes sabía el Tribunal Superior de Justicia de Navarra el contenido de la sentencia".

"Si todavía no has comunicado la sentencia, ¿cómo puedes ir a detenerlos? Se debe dar un plazo, por humanidad", ha considerado el letrado, que se ha preguntado: "Si se hubieran querido escapar, ¿habrían ido a firmar esta mañana? ¿Es esto un Estado de derecho?".

Según Martínez, el Supremo ha considerado "que puede haber violencia sólo por utilizar una palabra" y "era imposible que los absolvieran, ya que habrían ardido las calles en Madrid", ha opinado.

"Simplemente tenía que decir que no"

Antes, en el Supremo, Martínez basó buena parte de su intervención en señalar a la víctima y descalificó el relato de los hechos que se hizo en la primera sentencia que les condenó a 9 años de cárcel por abuso sexual. "No eran cinco lobos que iban rodeando a una chica. Ella simplemente tenía que decir que no", ha llegado a decir.

"Simplemente tenía que decir que no. Claro que no es no. Pero para que sea no, hay que decir no. Intentar gestionar mínimamente una reacción negativa para que desde la otra parte se entienda claramente. Simplemente un gesto o manifestar que no de alguna manera. Nos resulta absolutamente increíble que se hable de gritos de dolor cuando la denunciante dijo que no sintió dolor. Los sonidos que se escuchan son gemidos y jadeos; extraer dolor de eso es un ejercicio inadmisible", manifestó el abogado.

Martínez comenzó la defensa de su recurso de casación denunciado que sus clientes no habían tenido "un jucio justo con todas las garantías" porque "la sociedad dictó sentencia" el 8 de julio de 2016, justo un día después de los hechos. "¿Se puede dictar una sentencia con esa presión? ¿Alguien ha pensado qué pasaría si esta Sala dictara una sentencia absolutoria?", se preguntó, tras lo cual pidió a los cinco magistrados del tribunal "una resolución justa por más que pueda considerarse por la opinión pública que no es así".

Y a continuación, el letrado pasó a cuestionar el relato de hechos de la sentencia de la Audiencia Provincial de Pamplona que después fue ratificado por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN), desde el momento en que la víctima conoció a los acusados en la calle hasta que todos abandonaron el habitáculo en el que ocurrieron los hechos.

A diferencia de la fiscal, Martínez sí creía que los momentos anteriores a que los acusados y la víctima entraron en el portal tienen trascendencia para emitir sentencia, pero en todo momento ha cuestionado la actitud que, según él, tuvo la víctima. Así, se preguntó por qué les acompañó, por qué esperó en la puerta del hotel donde entraron a preguntar si tenían habitaciones libres y después junto al portal en el que posteriormente ocurrió todo.

Durante ese camino, el abogado ha dicho que la víctima "encabezaba el grupo", ya que iba delante acompañada de dos de los acusados, mientras que los otros tres les seguían detrás, por lo que, recordando el nombre de 'La Manada' con el que se les ha conocido, sentenció que "esto no eran cinco lobos que iban rodeando a una chica".

También cuestinó que la víctima besara en la calle a uno de los acusados y que no le sorprendiera que uno de ellos sujetara la puerta del portal para entrar en él. "No le sorprendió porque estaban todos esperando a encontrar un sitio para mantener relaciones sexuales", afirmó.

"Ella no debía sentir ningún miedo o intimidación"

Para el letrado, el relato de hechos de la sentencia sobre lo ocurrido en el portal tampoco "en nada coincide con la realidad de los hechos probados", ya que, en su opinión, la víctima no entró forzada y en todo momento "mantuvo silencio". "Podía haber dicho '¿qué hacemos aquí?'. La reacción lógica. Y no, mantuvo el silencio. Ella no debía sentir ningún miedo o intimidación. Además, había otra escalera que no le impedía salir corriendo", resumió.

Y sobre el acto sexual en sí, Martínez cree que no se produjo "ninguno de los elementos de agresión ni de abuso", y para justificar esta afirmación ha recordado que uno de los magistrados de la Audiencia Provincial de Pamplona le preguntó a la víctima "qué manifestación hizo" para que los acusados "supieran que estaba en situación de shock". "Ella contestó: 'yo cerré los ojos y no hice nada'", recordó.

En su opinión, este es el "nudo gordiano de este procedimiento", ya que con esto la propia víctima reconoció que el hecho de que ella cerrara los ojos lo pudieron interpretar los acusados "como que quería o como que no quería". Para el letrado, "manifestar la oposición y la negativa exige que quede mínimamente claro que no se quieren mantener esas relaciones".