El tesorero de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (APMA) de un colegio donostiarra ha admitido hoy haberse gastado, en sólo 9 meses, casi 229.000 euros de este organismo en juego y drogas "a lo bestia", incluido un fondo que la entidad acumulaba desde hacía dos décadas para sufragar los estudios de los escolares que pudieran quedar huérfanos durante el curso.

La Fiscalía de Gipuzkoa ha reclamado cuatro años de cárcel para este hombre por un delito de apropiación indebida, mientras que la acusación particular, que ejercen los damnificados, han elevado su solicitud de condena hasta los seis años de reclusión, y la defensa, por su parte, ha reclamado la absolución de su cliente al entender que actuó movido por su adicción a las drogas y el juego.

Los hechos, que han sido enjuiciados esta mañana en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa, tuvieron lugar entre enero y septiembre de 2014, período durante el que el hombre se apropió de la citada cantidad repartida en tres cuentas bancarias de distintas entidades, a las que tenía acceso en su calidad de tesorero, y que dejó a cero, llegando a reclamar a los miembros nuevos ingresos hasta un total de 26.000 euros, parte de los cuales también hizo suyos.

En la declaración que ha prestado hoy ante el tribunal, el acusado, padre de dos niños que cursaban sus estudios en el colegio, ha reconocido los hechos, ha admitido que se apoderó de distintas cantidades en múltiples ocasiones mediante retiradas de efectivo en cajeros y en ventanilla, así como a través de transferencias a sus propias cuentas o a las de su mujer, de las que después retiraba el dinero sin que ella llegara a darse cuenta.

Ha declarado no obstante no ser consciente del total del dinero del que se apropió, si bien ha recordado que las cuentas del AMPA quedaron sin fondos, una situación a la que llegó porque, según ha comentado, tuvo un problema personal que le llevó a buscar "refugio en la cocaína y el juego", al principio con cantidades "pequeñas" que luego se le fueron "de las manos" sin una progresión, hasta llegar a hacerlo "a lo bestia".

"Mi día a día era comprar la droga y después refugiarme en cualquier local de juego, me los conocía todos", ha recordado este hombre, quien ha dicho haber llegado a tomar entre cinco y seis gramos de cocaína diarios, porque los necesitaba para "evadirse".

Su adicción llegó a tal punto que, según ha comentado, le llevaba a estar toda la noche con un ordenador portátil jugando "on line", porque "no era capaz de parar", hasta que decidió acudir adonde una amiga psicóloga que le derivó a su doctora de cabecera y ésta a su vez le dirigió al servicio de psiquiatría, tras lo que ingresó en la Asociación Guipuzcoana de Investigación y Prevención del Abuso de las Drogas (Agipad) y se descubrió la estafa que también le costó su matrimonio .

En otro momento de la vista, ha testificado el presidente del AMPA afectada, quien ha confirmado que las tres cuentas de la entidad quedaron sin fondos tras la actuación del inculpado, incluida una que era "intocable" porque sus fondos estaban destinados a pagar los estudios de los alumnos del colegio en caso de orfandad.

El juicio ha quedado hoy visto para sentencia.