Cuando el joven se abalanzó sobre el óleo, con una navaja de unos tres centímetros, una de las vigilantes del museo intervino rápidamente, por lo que el sabotaje causó «un daño menor y reparable», según fuentes de la pinacoteca: seis rasguños en la pintura y una incisión de unos tres centímetros. Los restauradores revisaron el cuadro y tras una primera valoración la dirección considera que, una vez restaurado, ningún daño será visible en su superficie. El agresor, que se identificó como estudiante de Bellas Artes, fue detenido bajo la acusación de un delito contra el patrimonio.