Antoni Passardi, el médico agredido el pasado miércoles en la unidad básica de salud de Portals Nous, todavía no comprende muy bien lo que pasó. El hijo de una paciente a la que previamente había denegado una baja irrumpió en su consulta mientras atendía a otra usuaria y la emprendió a golpes con él. «No vino a pegarme una bofetada para desahogarse, vino a matarme. Si no hubiera intervenido el enfermero o si ese día trabajara una enfermera, no sé que hubiera pasado», se angustia todavía después de una de las más brutales agresiones padecidas por el colectivo médico en Mallorca.

-¿Qué pasó el miércoles?

-Recibí a una paciente que había tenido reiteradas bajas de dudosa veracidad y a la que yo no podía renovársela, porque su caso es competencia de inspección médica. Además, yo soy un médico sustituto del titular, no conozco bien el caso. Unas semanas antes le había hecho una ecografía de los tendones y la veía bien. Así se lo dije y me contestó que no quería ir a trabajar. Luego le informé que para conseguir la baja tendría que pasar por inspección médica. Le entró un ataque de ansiedad y salió de la consulta. Yo continúe con mi trabajo.

-Y luego llegó el hijo...

-Sí. Fue una sorpresa. Irrumpió de repente en la consulta mientras atendía a otra paciente y la emprendió a golpes conmigo. No vino a pegarme una bofetada para desahogarse, vino a matarme. Uno no espera que le vengan a matar por nada.

-¿La emprendió a golpes sin decirle nada antes?

-Bueno, sí. Creo que antes me dijo algo del tenor «¿qué le has dicho a mi madre, gilipollas?», y empezó a golpearme. Es la única vez en mi vida que he sentido que podía morir en aquella situación. Si no hubiera intervenido el enfermero que se encontraba en la habitación contigua no sé qué hubiera pasado. A veces viene una enfermera y en el centro, con la administrativa, sólo hay dos mujeres. Tampoco habrían podido hacer nada para parar una agresión de este calibre, un ataque tan violento.

-¿Suele ser habituales las amenazas de los pacientes?

-Más de lo que piensas. Constantemente vemos cómo los pacientes nos faltan al respeto, cuestionan nuestros diagnósticos y tratamientos e incluso nos amenazan si no les firmamos una baja. Muchos compañeros de la profesión me aseguran que están trabajando bajo presión, que no se sienten libres.

-¿Con qué ánimo volverá a ejercer su profesión?

-Imagíneselo. Temiendo que aparezca otra persona de su calaña ya que, ¿qué raza de individuo es el que pega a un médico? Estamos en una sociedad que ha enfermado y en la que la violencia se está imponiendo.