Los equipos de rescate tratan ahora de localizar a posibles víctimas entre los escombros tras el terremoto de 7,2 grados sin que por el momento se tengan constancia de más fallecidos que una persona que murió de un ataque al corazón durante el desastre.

El director de Defensa Civil de Nueva Zelanda, John Hamilton, fijó ayer como prioridad asegurarse de que todos los ciudadanos se encuentran a salvo y reparar los desperfectos sufridos en las comunicaciones y los suministros tras el desastre.