Madrid

La Guardia Civil y los Mossos d´Esquadra detuvieron ayer a 22 miembros de la banda de moteros "Angeles del Infierno" en la región metropolitana de Barcelona y otras seis provincias españolas. Se les atribuyen delitos de amenazas, extorsión, coacciones, asociación ilícita, posesión ilícita de armas, tráfico de drogas y delitos conexos.

Tenían una estructura paramilitar y se les vincula a la ultraderecha y a otras ramas internacionales de los "Hell´s Angels", sobre todo la italiana, de la que dos de los detenidos en una primera fase formaban parte.

Trece de los detenidos fueron en la región metropolitana de Barcelona y el resto lo fueron en varias provincias españolas. Además, se han practicado más de una treintena de registros. Como mínimo cinco fueron en el barrio del Poblenou de Barcelona, pero también hubo en Sant Adrià de Besòs, Badalona, Mataró, Terrassa, Rubí, Sant Cugat del Vallès, L´Hospitalet de Llobregat y Vilafranca del Penedès.

Fuera de Catalunya, se realizaron registros en Madrid, Parla (Madrid), Valencia, Benetusser (Valencia), Alicante, Málaga, Mijas (Málaga), San Pedro del Pinatar (Murcia), Galdar y Tamaraceite (Gran Canaria). En todas las localidades hubo, por lo menos, un detenido.

En los registros se encontró munición de guerra, armas blancas y de fuego prohibidas, chalecos antibalas, pasamontañas, un kilo de cocaína, unos 200.000 euros en efectivo, documentación diversa, varios objetos y libros de simbología y contenido neonazi.

Por la tarde continuaron los registros en los domicilios de los detenidos, así como en sedes, locales y bares vinculados a los "Angeles del Infierno", y no se descartan más detenciones.

La operación policial, denominada "Valkiria y Grigori", está vinculada a otra realizada en octubre de 2007, cuando los Mossos detuvieron a ocho miembros del mismo grupo por delitos similares.

Se da la circunstancia que uno de los detenidos fue quien agredió a un miembro de los servicios de seguridad del FC Barcelona en Munich la semana pasada, forma parte de los "Casuals", la facción más violenta de los Boixos Nois, y en los años 90 fue condenado a 27 años de cárcel por el asesinato de un miembro de la peña radical Brigadas Blanquiazules del RCD Espanyol.

El grupo se dedicaba principalmente a cobrar deudas, como si fueran una empresa de cobro de morosos, y a extorsionar a otros grupos de motoristas que querían organizar encuentros en Barcelona y sus alrededores o realizar conciertos de música "heavy" para que les contrataran como servicio de seguridad.

Los registros empezaron de madrugada en varios locales y domicilios simultáneamente. En el número 64 de la calle Roc Boronat, en la confluencia con la calle Pujades, en el barrio de Poblenou de Barcelona, varias unidades armadas de la Guardia Civil entraron en los bajos, donde se encuentra el domicilio de uno de los "ángeles del Infierno". Los agentes encontraron una caja fuerte maciza, de un metro y medio de alto y medio metro de ancho, que pesaba entre 700 y 800 kilos, y con ocho cerrojos que los Bomberos de Barcelona tardaron tres horas en abrir con pinzas hidráulicas.

Según los vecinos, el hombre trabajaba como vigilante de seguridad en un bar de "motards".