El cónclave se celebra sin que destaque un candidato fuerte, aunque todas las miradas están puestas en purpurados de iglesias dinámicas y jóvenes, como la africana y la latinoamericana, y muchos aseguran que el futuro papa no será italiano por el lastre del escándalo "Vatileaks".

La elección del nuevo papa se presenta más complicada que en el anterior cónclave. En 2005, desde el primer momento despuntaron los cardenales Joseph Ratzinger, Carlo María Martini, aunque éste estaba ya enfermo de parkinson, y Dionigi Tettamamzi, pero en el próximo no se ven figuras destacables y según los observadores vaticanos hay una fuerte fragmentación en el Colegio Cardenalicio.

Esa fragmentación también se ve, aseguran los vaticanistas, en el hecho de que incluso grupos fuertes, como son tradicionalmente los italianos, los estadounidense e incluso los latinoamericanos, están divididos y, de momento, no tienen un candidato que apoyar.

Los escándalos de filtración de documentos reservados de Benedicto XVI y del Vaticano, conocido como 'Vatileaks', pueden dañar las candidaturas italianas, precisan los vaticanistas, ya que la gran mayoría de los documentos desvelados se refieren a casos internos italianos y enfrentamientos entre miembros italianos de la curia.

En los últimos días, numerosos cardenales no italianos, sobre todo los estadounidenses, han requerido información en profundidad del Vatileak (la publicación de documentos que desvelaron intrigas y enfrentamientos la curia vaticana, dominada sobre todo por italianos).

Según los observadores vaticanos, buscan crear un "frente" con los latinoamericanos y africanos para impedir que el próximo papa sea italiano y tampoco europeo, continente donde el catolicismo está de capa caída.

Según los observadores vaticanos, ha llegado la hora de que la Iglesia tenga un papa de África o de América, donde vive la mitad de los más de 1.200 millones de católicos del mundo.

En esa línea, uno de los cardenales que suena con más probabilidades es el canadiense Marc Ouellet, de 69 años, presidente de la Comisión Pontificia para América Latina y de la Congregación para los Obispos,

Ouellet conoce a todo los obispos, debido a su cargo, y está considerado un gran conocedor de toda la Iglesia en América, incluida la latinoamericana.

Dentro de esa línea de "papables" procedentes de iglesias no europeas también destacan los brasileños Odilio Pedro Scherer, de 63 años y arzobispo de Sao Paulo, y Joao Braz de Aviz, de 65 años, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

En América también destaca la figura del cardenal de Boston, el franciscano Sean O'Malley, destacado por su lucha contra la pederastia en la Iglesia.

Junto a esos purpurados sobresalen también los africanos Peter Turkson -de Ghana, con 64 años y encargado del "ministerio" vaticano para la Justicia y Paz- y Robert Sarah, guineano, de 67 años y presidente del Consejo Pontificio Cor Unum, que se encarga de distribuir la caridad del papa.

En los últimos días ha subido la figura del cardenal de Manila, Luis Antonio Tagle, de 55 años. De los africanos se resalta que provienen de iglesias jóvenes y de un continente donde la Iglesia crece y ya está madura, y del asiático que lidera el país con mayor número de católicos de Asia y es un gran conocedor de las redes sociales.

Los italianos, deseosos de que el papado tras los 27 años del polaco Juan Pablo II y los casi 8 del alemán Benedicto XVI vuelva a manos de un cardenal italiano, tienen la mirada puesta en Angelo Scola, arzobispo de Milán, de 71 años, de sólida formación teológica y amplia experiencia pastoral, cercano al movimiento Comunión y Liberación.

También en Gianfranco Ravasi, de 70 años, "ministro de Cultura" del Vaticano y promotor del "Patio de los Gentiles" para impulsar el diálogo con los no creyentes.

Suena, asimismo, el austríaco Cristoph Schönborn, de 67 años, que fue alumno de Benedicto XVI y quien más le defendió cuando arreciaron las críticas al pontífice por los casos de curas pederastas.

Schönborn está considerado un "gran elector", es decir, capaz de dirigir el voto, al igual que el actual camarlengo, el italiano Tarciso Bertone.

El hecho de que no hayan candidatos fuertes ha propiciado que la lista de papables en vez de reducirse se amplíe y en los últimos días también se destacaba al cardenal de Guadalajara (México), Francisco Ortega Roble, y el de Budapest, Peter Erdo.

Todos los cardenales electores ya se han apresurado a asegurar que no son las personas adecuadas para ocupar el Solio de San Pedro y mantienen un perfil bajo, ya que ninguno quiere que se cumpla el dicho "Quien entra en un cónclave con fama de papa sale cardenal".

Sea quien sea el elegido, el nuevo papa tendrá que dar respuesta a temas que no pueden seguir aplazados, como el celibato, el sacerdocio de la mujer y la comunión a los divorciados y, sobre todo, la reforma de la Curia.