Entrevista
Francisco López Rupérez: "La educación obligatoria hasta los 18 años tiene ventajas evidentes, pero no se aprueba por miedo"
Catedrático de Políticas Educativas, reclama una modificación de la enseñanza secundaria gratuita para flexibilizar los cursos e introducir sistemas de FP dual

Francisco López Rupérez, catedrático de la Universidad Camilo José Cela. / José Luis Roca
Olga Pereda
Doctor en Ciencias Físicas, Francisco López Rupérez dirige la cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela (Madrid). Es uno de los más acérrimos defensores de la extensión de la educación obligatoria y gratuita hasta los 18 años. La lleva reclamando desde 2015, cuando el Consejo Escolar del Estado –organismo que él presidía en aquella época– aprobó por unanimidad incluirla en su informe anual como una de las propuestas para mejorar el sistema educativo.
Diez años después, el Consejo Escolar del Estado ha recomendado de nuevo la iniciativa en su informe anual. Con el fin de promover la igualdad de oportunidades y no dejar a nadie atrás, el organismo pide "reflexionar sobre la conveniencia de que la comunidad educativa debata la extensión de la obligatoriedad de la educación hasta los 18 años".
"La extensión debe consistir en flexibilizar la enseñanza y, especialmente, introducir al alumnado en sistemas de Formación Profesional priorizando siempre la dual"
Con un currículo profesional que incluye cargos políticos [fue director general de centros educativos del Ministerio de Educación y también secretario general de Educación y Formación Profesional], López Rupérez está convencido de que la extensión de la obligatoriedad hasta los 18 años es una medida imprescindible. Sin embargo, no es especialmente optimista sobre su posible aprobación. “Las reformas educativas dan miedo político”, asegura. El especialista atiende a las preguntas de EL PERIÓDICO desde su despacho, en Madrid.
¿Por qué defiende tanto la extensión de la educación obligatoria hasta los 18?
Es algo que conecta con las exigencias del contexto. La enseñanza básica no puede tener la misma naturaleza o extensión ahora que la que tenía hace 20 o 40 años.
Han pasado 35 años desde que la obligatoriedad pasó de los 14 a los 16.
Efectivamente, fue uno de los gobiernos de Felipe González quien lo hizo en la ley educativa de 1990 [LOGSE]. Recuerdo que en 2015, mientras yo era presidente del Consejo Escolar del Estado, escuché a González decir que, de todos los cambios que había emprendido su gabinete, del que estaba más orgulloso era de la extensión de la educación obligatoria a los 16. En aquella época era hasta los 14 [ley general de educación, 1970]. Han pasado 35 años desde 1990. El contexto actual es otro. Los políticos deben entender que la extensión de la enseñanza básica es contextual. Tal como viene en la Constitución, la educación depende del contexto social, económico y tecnológico.
"Hay mucha evidencia empírica que comprueba la relación causal entre el aumento de la edad de enseñanza obligatoria y la reducción del abandono educativo"
La primera consecuencia que tendría la medida es la reducción del abandono escolar temprano, el porcentaje de personas entre 18 y 24 años que se limitan a tener la ESO y no siguen estudiando o ni siquiera consiguen terminarla. ¿Es grave la situación en España?
Las estadísticas oficiales europeas de 2024 nos dicen que el abandono educativo temprano en España es del 13%. La media de la UE es del 9,3%. En el año 2010, España y Portugal estaban a la par en abandono educativo temprano. España tenía un 28,2% y Portugal, un 28,3%. En 2024, el porcentaje portugués bajó al 6,6%.
¿Qué ha hecho para conseguirlo?
Introducir la enseñanza obligatoria hasta los 18 años en 2009, en plena crisis económica y con la economía intervenida por la UE. A pesar de todos los pesares, dieron el paso adelante. Contamos con mucha evidencia empírica que comprueba la relación causal entre el aumento de la edad de enseñanza obligatoria y la reducción del abandono educativo. Es una medida que se aplica de manera progresiva una vez que se aprueba. Está vigente no solo en Portugal, también en Bélgica, Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Portugal, Austria y Polonia.
¿Qué otras ventajas comporta?
Mejora la empleabilidad de los jóvenes, así como sus salarios. Otras son la contribución al crecimiento económico y la reducción de la depreciación del capital humano y del paro.
"La medida supondría una inversión de unos 1.500 millones de euros al año, que significa un punto del PIB y no es gran cosa"
Si tantas ventajas tiene la extensión de la educación básica, ¿por qué ningún Gobierno la aprueba?
Por varias razones. Entre ellas, porque a las reformas educativas se les tiene un cierto miedo político. Hay poca valentía en emprender reformas estructurales y de calado, que son, precisamente, las que pueden incidir en la mejora de la situación. El sistema educativo, tal como está planteado ahora mismo, no permite enfrentarse a los desafíos del futuro.
Es una medida que también implicaría gasto. ¿Cuánto?
Según los análisis de Funcas [centro de análisis], podría ser de unos 1.500 millones de euros al año, que no es gran cosa respecto al PIB. Además, hay que tener en cuenta también los efectos sociales y políticos.
"Debemos mantener en el sistema reglado a los alumnos hasta su maduración cognitiva y emocional no bajando el nivel, como se hace ahora, sino flexibilizando la enseñanza"
¿Cuáles?
Cuando vemos los indicadores educativos –los de PISA, por ejemplo–, detectamos grandes diferencias y desigualdades entre comunidades autónomas. ¿Qué posibilidades tiene el Estado de atender el principio de equidad? La más evidente, la más ecualizadora y la que más corresponde a sus competencias es ampliar la edad de la enseñanza básica.
Usted apuesta por un modelo flexible. Es decir, esto no va de que todos los estudiantes hagan bachillerato ni cursen la misma modalidad de ESO.
Ni muchísimo menos. Todos los profesores de secundaria te dicen que si ya les cuesta trabajo retenerlos hasta los 16 años, que nos imaginemos hasta los 18. Pero pensar así es un error. La extensión debe consistir en flexibilizar la enseñanza y, especialmente, introducir al alumnado en sistemas de Formación Profesional priorizando siempre la dual. Es necesario modificar la estructura de la enseñanza secundaria. Ahora mismo tenemos una estructura de 4 años de ESO y dos de bachillerato. Es un planteamiento de corte ideológico, solo hay dos países junto con España (Dinamarca y Noruega) que no diversifican a los 15 años o antes.
"A partir de los 15 años, debería haber un itinerario hacia la FP y otro más académico. Un bachillerato de dos cursos es insuficiente. ¡Las clases terminan en abril!
¿Por qué a los 15?
Es la edad a la que se hacen las pruebas de rendimiento de PISA y no es casual. Es la edad más frecuente a nivel internacional de lo que se llama la educación secundaria inferior. La siguiente etapa es la educación secundaria superior en distintas modalidades. España es una excepción. ¿Tenemos que hacer una diversificación a los 11 años, como los alemanes? No, para nada. Se trata de encontrar una fórmula de compromiso. Sería, además, una manera de aliviar la presión de los profesores de secundaria con los alumnos a los que no les interesa el enfoque académico. Ahora mismo eso se resuelve bajando el nivel, que es un flaco favor. De lo que se trata es de que el sistema cualifique. Tenemos que mantener en el sistema reglado a los chicos y las chicas hasta su maduración cognitiva y emocional.
"Hay que recuperar el valor formativo de las Humanidades, especialmente en tiempos de la IA"
¿Ofreciendo diferentes itinerarios?
Sí, a partir de los 15 años. Uno sería más académico, y otro, hacia la Formación Profesional. El contexto está cambiando de manera febril y la educación tiene que dar respuesta. Un bachillerato de dos años es insuficiente. ¡Las clases terminan en abril! ¿Qué poso formativo podemos conseguir con un bachillerato de un año y medio? Esa etapa tiene que poseer potencia formativa. Después, que los jóvenes estudien Matemáticas o Economía, pero hay que recuperar el valor formativo de las Humanidades, especialmente en tiempos de la IA. Hay que desarrollar las habilidades cognitivas avanzadas. Todo el mundo está de acuerdo en que la única manera de reducir las amenazas de la IA es formando en principios y valores éticos a las nuevas generaciones.
¿Cómo?
Desde las Humanidades. Y eso no se puede hacer con un bachillerato de un año y medio. Es importante tener en cuenta también los incentivos. Me explico. Fui catedrático de instituto y veía a muchos chavales abandonando los estudios y dedicándose a repartir pizzas. ¿Por qué no sigues estudiando?, les preguntaba. Siempre me decían lo mismo: qué pereza. Esta es la realidad, los alumnos que se van del sistema ya no vuelven. Un mecanismo para seguir atrayéndolos son, por ejemplo, las becas-salario.
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