ACOSO ESCOLAR

"Cagona de mierda": uno de los insultos que genera "trauma" a una niña de 11 años con discapacidad en Zaragoza

La menor sufre vejaciones por parte de siete compañeros de clase y "está completamente sola en los recreos" | Su madre asegura que detectó la situación en octubre pero que el protocolo se activó ayer

Izaskun, la niña que sufre acoso escolar en el CEIP San Braulio, junto a sus padres en su vivienda de Zaragoza.

Izaskun, la niña que sufre acoso escolar en el CEIP San Braulio, junto a sus padres en su vivienda de Zaragoza. / ANDREEA VORNICU

A. T. B.

La vida de Izaskun se ha convertido en un «trauma» desde que siete compañeros de clase no dejan de humillarle «a diario» con insultos como «tonta» o «cagona de mierda»; un «bullying verbal y emocional» que ya hace mella en esta niña de once años con discapacidad pues «no le habla nadie, le hacen el vacío todos y está completamente sola en los recreos». Incluso pegan patadas a su mochila a la hora de entrar al colegio a eso de las 08.55 horas. Según denuncia su madre Sheila a este diario, Izaskun sufre acoso escolar desde octubre de 2022 por parte de esos siete compañeros de clase del aula de 5º de Primaria del CEIP San Braulio y solo ha conseguido que se active el protocolo contra el acoso escolar cuando ayer se puso en contacto con el Inspector de la zona.

Hace varias semanas ya había hecho lo propio con el tutor de clase, pero lamenta que está «muy volcado en responderme pero nada cambia». Ante esta situación, se decidió que la Policía impartiera el pasado 27 de enero una charla sobre acoso escolar para la clase, pero Sheila puntualiza que fue justo «cuando los acosadores estaban esquiando en la Semana Blanca».

La semana pasada decidió llamar a la asociación de Acoso Escolar de Aragón para pedir consejo y acabó enviando un correo electrónico a la dirección del centro solicitando la apertura del protocolo contra el acoso escolar que no llegó por su parte, sino por el inspector de la zona. Sheila tendrá que volver a llamar al Inspector el próximo jueves 9 de marzo para ver si ha apreciado algún cambio aunque ya vaticina que este cambio de conducta no existirá ya que hoy y el lunes es festivo en las aulas de la capital aragonesa.

Estas vejaciones están generando una situación insostenible en el núcleo familiar. «Nos están matando por dentro», cuenta Sheila, lamentando que Izaskun ya sufre «ansiedad por ir al colegio» y «se lleva meando encima todo este mes de febrero».

Tanto es así que son recurrentes las ocasiones en las que padece dolor de tripa y de cabeza, unos síntomas que le obligan a ir al baño en el colegio, momento que aprovechan sus compañeros «para aporrear la puerta». Su madre reconoce que son «insultos leves y no graves», pero están «enfocados a su discapacidad y hacia ella».

En este sentido, la progenitora señala que la edad real de la niña es de «cuatro o cinco años menos» por lo que se ríen de ella «diciendo que sus hermanos pequeños (por los de los acosadores) saben sumar y ella no». «Ahora está con las restas con llevadas y todos los juegos están relacionados con leer un poquito más o sumar un poquito más. Ella solo se siente segura en la ludoteca a la que le llevamos», aclara.

También le cuelgan post it en la espalda y, después de todo este tiempo, «ya no se lo cuenta al profesor porque luego le llaman chivata en el recreo». Sí que se lo cuenta «desde el primer día» a ella dada la «confianza extraordinaria» que ambas mantienen. Sheila recuerda que, hasta 3º de Primaria, su hija estaba matriculada en el colegio Cortes de Aragón, donde nunca había tenido problemas, y fue en 4º cuando le trasladó al San Braulio. «Este tenía aulas especiales y creía que, al moverme aquí, tendría más ayuda. No he conseguido nada y le he destrozado la vida a mi hija», se autoculpabiliza la madre, que añade episodios de similares características acaecidos el curso pasado pero solventados rápidamente cuando habló con los padres de esos tres niños.

La única solución que ve viable Sheila es «cambiar de colegio» y, por el momento, tratan de apoyarse en la asistencia psicológica de la Seguridad Social, pero el «enorme retraso» ha provocado que no visiten el especialista desde septiembre. Hacerlo por la vía privada es inasumible. También ansían una valoración por parte del orientador del colegio para que pueda ser matriculada en un centro especial.

«Si antes ya era difícil que socializara, imagina ahora. Que se levante por las mañanas y sonría; solo pido lo que cualquier madre pediría, que sea feliz su hijo», finaliza.