Hablar a los adolescentes en un idioma que les apele y aprovechar la realidad virtual para "pasearlos" por su mente y curar problemas de salud mental como la depresión -que se ha cuadruplicado en ese sector de población, según UNICEF- es el objetivo del proyecto que desarrollan dos universidades catalanas.

En la primera sesión, el paciente explica cómo ve su mundo, lo que le afecta y las personas que tienen relevancia para él, y ese ecosistema, filtrado por su propio prisma, adquiere tres dimensiones, explica a EFE el profesor e investigador de los Estudios de Psicología y Ciencia de la Educación de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC) Adrián Montesano.

"El espacio tridimensional creado en la aplicación EYME tras la conversación es como una constelación donde interactúan las personas y los valores que tienen significado para la persona. Es como un planetario. Es una foto de la mente de la persona que él ve desde las gafas de realidad virtual y el psicólogo, al mismo tiempo, desde otra pantalla", ha añadido.

Personalizar la terapia consideran que es "clave" para que el paciente se involucre en su proceso, pues se calcula que en el 35% de las ocasiones, las personas abandonan las sesiones antes de "completarse" el tratamiento.

Montesano explica que la realidad virtual ya se ha utilizado en terapias psicológicas como las fobias, pero no así para otras patologías como la depresión, en la que se centra este proyecto que se espera finalice en el verano de 2023 con la participación de más de 220 voluntarios y la colaboración de la UOC y la Universitat de Barcelona (UB) y fondos del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Aunque la terapia de realidad virtual puede usarla cualquier persona para curar su depresión, tiene "especial enganche" con los adolescentes, quienes tras la COVID se convirtieron en los protagonistas de la epidemia de salud mental en el mundo.

"Si bien la pandemia, con el confinamiento y las restricciones, nos ha afectado a todos, nuestros adolescentes y jóvenes se vieron encerrados en casa en un momento crucial para la formación de la personalidad y de la socialización. No podía no afectarles", explica Jordi Royo, el director del centro de asistencia terapéutica para jóvenes Amalgama 7 y autor de "Sos Adolescents" (Columna).

Según datos del cuestionario lanzado por la Agencia de Salud Pública de la Generalitat (con 37.810 entrevistas realizadas a mayores de 15 años en Cataluña), a partir del confinamiento se triplicaron los síntomas de depresión y malestar general y aumentó el uso de tranquilizantes y somníferos.

"En el subgrupo de estudiantes, refirieron síntomas de depresión el 54,7%; de ansiedad el 44, 8%, y mostraron malestar general el 91, 5%", destaca Royo, que apunta en su libro la ventana de oportunidad que pueden representar las nuevas tecnologías y la investigación y desarrollo para las terapias.

"Los avances tecnológicos, aplicados a la salud mental, ya están teniendo resultados tangibles, y el futuro se antoja esperanzador", asegura el especialista en psicología clínica.

Además de la realidad virtual, sobre la que destaca su aplicación en casos como el 'bullying' o el 'crawing' (síndrome de abstinencia condicionada de algunas sustancias pasado un tiempo de la desintoxicación), Royo apunta otros métodos punteros como los tipos de "software" que mejoran los diagnósticos de los trastornos de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

Tradicionalmente, se diagnosticaba por criterios definidos en un manual y la realización de pruebas psicométricas, pero actualmente se dispone de instrumentos de inteligencia artificial que facilitan el diagnóstico a través de un videojuego controlado que mide el rastreo ocular que hace el paciente, explica.

"Mediante un algoritmo de inteligencia artificial se evalúan los datos (del paciente) reduciendo los falsos positivos de TDAH y se aporta así más fiabilidad al diagnóstico", ha añadido.