En el Congreso se ha celebrado sesión de control al Gobierno, es decir, la oposición pregunta y los ministros/as contestan. A la de este miércoles han acudido menos de una decena de miembros del Ejecutivosólo han respondido cuatro de ellos: Nadia Calviño, Teresa Ribera, Félix Bolaños e Irene Montero. Han asistido, además, quizá para que la bancada azul no fuera un solar abandonado, Pilar Llop, María Jesús Montero, Joan Subirats, Diana Morant y Alberto Garzón. Nueve. Las ausencias de Pedro Sánchez, por covid, y de Ione Belarra, por embarazo, se han quedado en anécdota.

Pero el pleno del Congreso comenzó el martes, sigue el miércoles y acabará el jueves. Esto no puede detenerse. La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, responsable de la política económica del Gobierno, ha cogido la batuta y ha asumido la responsabilidad de fijar la posición del Gobierno en un momento delicado. El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, socialista, anunció 24 horas antes que iba a aplicar una receta "anticrisis" pregonada estos días por el PP y por Cs: deflactar el IRPF para rentas inferiores a 60.000 euros anuales. Fue un golpe imprevisto a la línea marcada por María Jesús Montero, ministra de Hacienda, reacia a hacer eso. A ver qué anuncia el jueves dentro de esa batería de medidas fiscales.

Calviño, que se ha bregado como oradora desde que le dieron el Ministerio de Economía, ha entrado a la batalla fiscal abierta, lo que el diputado del PDeCAT Ferrán Bel ha llamado "conjunto de setas" en alusión irónica a esta puja por quién baja más aquel tributo o quién sube más aquél otro. El argumento sobre el que ha construido el mensaje es el siguiente: si se bajan los impuestos, ¿cómo se financia el Estado de Bienestar? El Ejecutivo de Pedro Sánchez, ha destacado, garantizará el Estado de Bienestar.

En respuesta a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, la vicepresidenta primera ha explicado que el Gobierno ha de pensar en "todos los españoles", no sólo en los que "tienen dificultades para pagar la hipoteca" debido a la subida de tipos de interés, sino también a los que "tienen dificultades para pagar la cesta de la compra, el gas, la electricidad o el transporte".

Las medidas, por tanto, han de abarcar todo el espectro, así que ha proclamado: "Nuestras medidas llegan al cien por cien de la ciudadanía porque todas las empresas y todos los ciudadanos se benefician de la bajada del IVA del gas, de la gratuidad del transporte de media distancia, de la bonificación a la gasolina y al gasoil, de la subida de las pensiones no contributivas o del Ingreso Mínimo Vital".

Porque, según ha relatado, "esos ciudadanos tendrán un padre que recibe una pensión o una beca para que sus hijos vayan al colegio o a la universidad".

Para otro momento, la discusión sobre si una renta anual de más de 60.000 euros resiste igual que una de menos de 30.000 los efectos de la inflación. Este miércoles tocaba lanzar un mensaje concreto con solvencia y convicción. Calviño, así, ha recordado que el Ejecutivo "ha movilizado 30.000 millones de dinero público para apoyar a las familias". Y a partir de aquí, la idea fuerza: "¿De dónde se creen ustedes, señores del PP, de Vox y de Cs, que sale ese dinero público? ¿Para qué creen que sirven los impuestos si no es para financiar el estado de bienestar? Si ustedes lo único que proponen es que bajen los impuestos (...), ¿qué es lo que van a recortar? ¿Sanidad, educación, pensiones? Digan con claridad si ése es su plan".

En esos puntos suspensivos entre paréntesis está una acotación que ha hecho Calviño un tanto extraña. Ha sido ésta: "Si lo único que proponen es que bajen impuestos, en lo que no tenemos problema, es más, lo hemos hecho desde hace un año aliviando a las familias, pero si ésa es su única propuesta... ". La vicepresidenta, con dicha acotación, ha dado a entender que el Gobierno estaría a favor de bajar más impuestos, cosa que sí, que ha hecho, y ahí está la bajada del IVA del gas, pero quizá pudo haber dejado abierta una puerta que este miércoles, en la desangelada y anodina sesión de control al Gobierno, no convenía dejar abierta.