Los pinchazos a jóvenes mientras se encontraban de fiesta siguen en aumento y, aunque todavía no se ha podido rastrear en ningún caso la presencia de sustancias inoculadas, el pasar por la experiencia tiene consecuencias para las víctimas incluso después de que los expertos certifiquen que no ha habido intento de sumisión química y que todo ha podido obedecer a una macabra broma.

"El estrés mental de las pacientes tras el pinchazo dura días y no acaba una vez salen por la puerta de Urgencias tras ser atendidas", asegura José Mínguez, secretario de seguridad y calidad en la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes CV) y jefe de sección de Urgencias en el Hospital La Fe de València. Los urgenciólogos están siendo los encargados de atender a este tipo de víctimas, tal como especifica el nuevo protocolo emitido por la Conselleria de Sanidad, y tras ocuparse de varios casos, estos expertos ratifican el calvario por el que las jóvenes pasan tras acudir al hospital por un pinchazo.

"La clínica de las jóvenes es de alteración del comportamiento, de la conciencia, en el contexto de una resaca que se sale de lo que la paciente refiere haber consumido", apunta el especialista. "Lo primero es intentar rastrear tóxicos en el organismo", enumera Mínguez a través de muestras de sangre y orina que tienen que recogerse lo más pronto posible ya que los compuestos que se suelen usar en las sumisiones químicas (hasta 30 sustancias) son tiempo-dependientes y no dejan restos en el organismo pasado un tiempo.

"Pero después y tras descartar que haya habido agresión sexual o de otro tipo, como son ahora todos los casos, sí se hace un protocolo de accidente percutáneo" por haber sido pinchadas con un objeto no identificado que puede ser origen de alguna infección y aquí llega el segundo calvario.

Los expertos tienen que confirmar si ha habido una posible infección con virus como el VIH, la hepatitis B y pautar tratamientos de profilaxis postexposición. "Es el mismo procedimiento que se hace si alguien, por ejemplo, se pincha con una jeringuilla paseando por la playa", ilustra el urgenciólogo. Las pruebas de tóxicos se conocen con más rapidez pero no estas, lo que supone que las pacientes "lleven un estrés mental añadido durante días porque eso no se resuelve en 24/48 horas. Llevamos con ellas una atención posterior por estas cuestiones porque no sabes el estado de ese objeto con el que te han pinchado y, ante ese desconocimiento, hay que actuar y tiene unas consecuencias", añade Mínguez.

Denunciar, siempre

En el protocolo emitido por Sanidad se pide a los profesionales que recomienden a las jóvenes denunciar, aunque no haya rastro de tóxicos en el cuerpo y no haya por tanto notificación directa con el juzgado de guardia. "Es un papel que no se nos escapa. Como en otras cuestiones hay que informar a la víctima y aconsejarle y aunque no haya habido tóxicos o agresión sexual y sea solo el pinchazo, que entiendan que eso también es una agresión y han sido víctimas de un delito", apunta el portavoz de la sociedad científica.