El Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) lo padecen entre un 5 y un 7% de los niños y adolescentes españoles. Atendiendo a este dato, si hacemos un cálculo rápido, podemos decir que en cada clase hay, por lo menos, un niño que padece este trastorno. 

Los síntomas son prácticamente conocidos por todos:

  • Impulsividad
  • Hiperactividad
  • Dificultad para concentrarse en una tarea
  • Dificultad para controlar sus emociones
  • Dificultad para planificarse

Pero ¿qué ocurre con un niño que no descansa lo suficiente? ¿Cómo se enfrenta a las tareas escolares y a su día a día en clase? ¿Acaso no tiene dificultad para concentrarse? ¿No se comporta de una manera más impulsiva e irascible?

"Una de las necesidades básicas que tenemos los seres humanos es el descanso. El hecho de que esta necesidad no se cubra lo suficientemente bien va a traer una serie de consecuencias o síntomas que pueden ser idénticos o muy parecidos a los del TDAH, lo que nos puede llevar a diagnosticar de TDAH a un niño que simplemente tiene falta de descanso", nos dice el psicólogo experto en TDAH Rafa Guerrero.

El diagnóstico del TDAH y la metáfora del río

Según nos cuenta Guerrero, se tiende a diagnosticar el TDAH en base a los síntomas, es decir, en base a la desembocadura del río. "Lo que tenemos que hacer es justo lo contrario, ir río en contra y acudir al nacimiento del río, es decir, a la raíz del problema. Evaluar el TDAH es algo muy serio. Hay que tener cuidado en quedarnos solo en los síntomas. Porque que un niño tenga dificultades para controlar sus impulsos, concentrarse y sea muy movido no quiere decir, necesariamente, que tenga TDAH”.

Y esto es lo que ocurre con los niños que no descansan lo suficiente o tienen una mala higiene del sueño: "Aunque las consecuencias son muy parecidas o idénticas, la raíz no tiene nada que ver. Una cosa es el TDAH, que es un trastorno del neurodesarrollo, que se caracteriza por un desarrollo cerebral más lento que el que se supone que es el normal, y otra es la falta de descanso. Por eso es tan importante buscar la raíz del problema".

¿Qué hacer ante la sospecha de TDAH?

Las madres y padres, a no ser que tengamos formación específica, podemos detectar los síntomas, pero no qué los está provocando, por tanto, "la responsabilidad en ese caso es la de pedir ayuda a profesionales: psicólogos, pediatras, orientadores del centro escolar...".

"En ocasiones, las madres y los padres nos piden a los profesionales especializados en TDAH que les hagamos a sus hijos “la prueba del TDAH”. Siento decir que no existe la ansiada prueba del TDAH, ya que los profesionales pasamos una serie de pruebas durante varias horas para llegar a la conclusión de si el menor es TDAH o no lo es. Por lo tanto, eliminemos de una vez por todas el mito de la prueba del TDAH que nos da el resultado de positivo o negativo. Para llegar a un diagnóstico de TDAH es imprescindible dedicar un número considerable de horas para evaluar al niño o adolescente con posible TDAH, dedicarle mucho cariño y atención, y por supuesto, evaluar en base a la raíz de la problemática y no centrándonos solo y exclusivamente en los síntomas que manifiesta el menor. Como veíamos antes, son muchos los trastornos y las circunstancias que nos pueden confundir con posibles TDAH, ya que los síntomas son parecidos o idénticos", concluye Guerrero.

Algunas claves para entender el TDAH

  • El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo, lo que implica que el cerebro de las personas con este trastorno se desarrolla de una forma más lenta. Este retraso en el desarrollo es del 30-35%, por tanto, los niños de 15 años que padecen TDAH tienen un cerebro con un desarrollo equivalente a un niño de 10 años. El problema es que tendemos a exigirles en función de la edad que tienen, sin tener en cuenta que su desarrollo cerebral es significativamente bastante más lento. Por tanto, les ponemos objetivos que no pueden alcanzar y, cuando no los cumplen, les culpamos de no conseguirlos. “
  • No existe el ‘test del TDAH’. No existe ningún trastorno en el que podamos hacer una prueba para detectar si lo padecemos o no. “El profesional tiene que evaluar muchos ámbitos: emocional, social, funciones ejecutivas, conducta…Y, una vez que se hayan evaluado todos estos ámbitos, podremos determinar si una persona padece TDAH o no”.
  • Las causas del TDAH son sobre todo genéticas.
  • Vagos, tontos, inmaduros, despistados, inquietos…. son algunas de las etiquetas que se les ponen a estos niños. Etiquetas que, como recuerda Rafa Guerrero, “les condicionan y les impiden avanzar y que, por supuesto, no tienen ningún fundamento. Por ejemplo, las pruebas de inteligencia de personas con TDAH demuestran que tienen un cociente intelectual en la media o incluso por encima de la media”.
  • El TDAH es un trastorno crónico.