A medida que el cerebro envejece, el deterioro cognitivo aumenta junto con el riesgo de demencia y enfermedades neurodegenerativas. Ahora, un equipo científico ha constatado en ratones cómo el líquido cefalorraquídeo de animales jóvenes mejora la memoria de los viejos. Los resultados de este estudio se publican en la revista Nature y, según los autores, las mejoras en la memoria que se observan en los ratones viejos que reciben líquido cefalorraquídeo de los más jóvenes pueden atribuirse a los factores de crecimiento que han demostrado restaurar la función de las células neuronales.

Los resultados, asegura el equipo científico, demuestran las posibles propiedades rejuvenecedoras del líquido cefalorraquídeo joven para el cerebro que envejece. A medida que este órgano envejece, el deterioro cognitivo aumenta, junto con el riesgo de demencia y enfermedades neurodegenerativas, y la comprensión de cómo los factores sistémicos afectan al cerebro a lo largo de la vida ha arrojado luz sobre posibles tratamientos para frenar el envejecimiento cerebral, recuerda un resumen de la revista.

El líquido cefalorraquídeo circula por los espacios huecos del cerebro, la médula espinal y entre dos de las meninges. Forma parte del entorno inmediato del cerebro, proporcionando a las células cerebrales nutrientes, moléculas de señalización y factores de crecimiento, pero su papel en el envejecimiento cerebral no se conoce bien. Para comprobar sus posibles propiedades rejuvenecedoras, el equipo de Tony Wyss-Coray, de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, infundió líquido cefalorraquídeo de ratones jóvenes (de 10 semanas) en los cerebros de ratones viejos (de 18 meses) y constató que el tratamiento mejoró la función de memoria de los animales más longevos. En concreto, este líquido de ratones jóvenes aumentó la estimulación de las células llamadas precursoras de oligodendrocitos -tienen el potencial de regenerar oligodendrocitos (un tipo de célula neuronal) y mielina (un material graso que protege las células nerviosas)- dentro del hipocampo, el centro de la memoria del cerebro.

Para determinar los mecanismos que subyacen a estos efectos, los expertos examinaron las vías de señalización activadas por el líquido cefalorraquídeo joven. Descubrieron que un factor de transcripción -proteínas que participan en la regulación del ADN- conocido como SRF intercede en los efectos del líquido joven en las células precursoras de oligodendrocitos; la expresión de este factor se vio disminuida en el hipocampo de los ratones más viejos.

Los autores también identifican un factor de crecimiento -sustancias, en su mayoría proteínas, esenciales en los procesos de reparación celular- conocido como Fgf17 como candidato a inducir la citada señalización. La actividad de Fgf17 también se vio disminuida en los ratones envejecidos. Los autores concluyen que estos resultados identifican al Fgf17 como un posible factor de rejuvenecimiento para el cerebro que envejece. "El estudio no solo implica que el Fgf17 tiene potencial como diana terapéutica, sino que también sugiere que las vías de administración de fármacos que permiten que las terapias accedan directamente al líquido cefalorraquídeo podrían ser beneficiosas en el tratamiento de la demencia", escriben las investigadoras Miriam Zawadzki y Maria Lehtinen en un comentario adjunto al artículo de Nature.