El Consejo Interterritorial de Salud ha aprobado esta tarde la Estrategia de Salud Cardiovascular, el primer plan integral contra el conjunto de enfermedades que provocan la mayoría de las muertes en España (es la primera causa, seguida de tumores e infecciones y la segunda causa de hospitalización). El documento pretende conseguir un cambio en la salud cardiovascular mediante un abordaje integral, en el que la prevención sea una de las claves, dado que según la OMS el 80% de los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares se pueden evitar con hábitos de vida saludable que incluyen una alimentación variada y equilibrada, ejercicio físico y la ausencia de tabaco o alcohol.

Respecto al alcohol, aunque en el pasado se ha asociado el consumo moderado, por ejemplo, de una copa de vino con la comida, con un beneficio cardiovascular, la Estrategia establece que, teniendo en cuenta los datos a favor y en contra del consumo moderado, se concluye que "el posible beneficio cardiovascular es insuficiente para compensar la mortalidad por el conjunto de las otras causas asociadas al consumo" de alcohol. Por ello, apuesta por "colaborar con los establecimientos de restauración" para promover una dieta mediterránea, como modelo de alimentación cardiosaludable, "sin incluir en ella el consumo de alcohol". No obstante, Sanidad ha desmentido que pretenda prohibir el vino o la cerveza en los menús, como han difundido algunos medios.

Eso sí, la Estrategia insta a bares y restaurantes a ofrecer agua del grifo a sus clientes -algo que ya contempla la recién aprobada ley de residuos- y aboga por excluir de las máquinas expendedoras productos procesados y alcohol, como las latas de cerveza. En cuanto a los procesados, propone además "políticas fiscales y de precios para promover una alimentación saludable", en la que la ingesta de alimentos elaborados debería ser menor que la de productos frescos; así como la "mejora de la publicidad de alimentos y bebidas no saludables" o de la oferta de comidas en colegios, hospitales y centros deportivos. Asimismo, apuesta por potenciar la actividad física en los centros educativos.

Sin poder coercitivo

El documento ha sido aprobado por el Comité Institucional formado por representantes de todas las comunidades y el comité científico, del que forman parte las principales sociedades médicas especializadas en infartos y otras enfermedades relacionadas con el sistema cardiovascular. El problema, a juicio de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), es que la Estrategia no tiene poder coercitivo, ya que no es una ley, y aunque incluye indicadores concretos, "está por ver cómo se implementan y quien certifica que se han llevado a cabo", según avisa el presidente de la SEC, el doctor Julián Pérez-Villacastín, en declaraciones a El Periódico de Catalunya, diario del mismo grupo, Prensa Ibérica, que este periódico, .

"La Estrategia está fenomenal y es super necesaria, sobre todo los aspectos referidos a la prevención", señala, pero al mismo tiempo advierte de que del antecedente a este trabajo, el Plan de Cardiopatía Isquémica, que se aprobó en 2011, "sólo una mínima parte se llevó a cabo". Por ello considera que el documento, al no incluir controles efectivos de cumplimiento, puede quedarse en "papel mojado" y solo es la "punta del iceberg" de las medidas que para mejorar la salud cardiovascular podrían ponerse en marcha.

Algo similar sucedió con la Estrategia de Salud Mental, aprobada el pasado diciembre, que nació entre recelos del sector por no contener un presupuesto para cumplir sus objetivos ni una ratio mínima de profesionales, listas de espera o número de camas.

Visión integral

En cualquier caso, el Ministerio de Sanidad ha informado de que uno de los puntos fuertes de la Estrategia de Salud Cardiovascular es que propone abordar los factores de riesgo con una visión integral, "a través de la educación, la promoción de la salud, el diagnostico precoz, la prevención y la rehabilitación, incorporando la gestión del conocimiento, la investigación, la innovación tecnológica y teniendo presente la perspectiva de equidad".

El documento se centra en cuatro áreas de actuación preferentes: la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca, las arritmias o muerte súbita y las valvulopatías, con el objetivo de llevar a cabo "un diagnóstico precoz y una atención multidisciplinaria, coordinada y con continuidad asistencial".

Los últimos datos disponibles sobre mortalidad por enfermedades cardiovasculares indican que en el 2020, pese a la llegada de la Covid, fallecieron 119.853 personas por esta causa, lo que supuso el 24% de los fallecimientos totales, por delante de los decesos provocados por tumores y por enfermedades infecciosas.