La Opinión de Zamora

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Medio ambiente

¿Basura espacial en la montaña alicantina de Petrer?

Investigan la procedencia de un tubo de 12 kilos de peso y tres metros de longitud aparecido en una escarpada zona de Caprala a 1.000 metros de altura | Los Tedax analizaron en 2015 un fragmento de chatarra espacial caído en otro paraje natural de Elda

El tubo encontrado en la cima del Chocolate de la sierra de Caprala en Petrer.

Miembros del Centro Excursionista de Petrer han realizado un curioso hallazgo en la cumbre del Chocolate de la sierra de Caprala, en Alicante. Podría tratarse de basura espacial procedente de un satélite o cohete pero todavía se está pendiente de la confirmación de expertos en aeronaútica.

El objeto encontrado es un tubo de 12 kilos de peso, tres metros de longitud y 10 centímetros de diámetro que consta de varias capas de aislamiento con trenzado metálico. Podría haber servido para contener cables en condiciones extremas y se encuentra completamente carbonizado.

Joaquín Senén, miembro del Centro Excursionista de Petrer, lo localizó la semana pasada durante la campaña municipal de limpieza de montes y este domingo se ha encargado de trasladarlo hasta la sede de la entidad, donde podrá ser examinado para concretar su procedencia. "Algunos aficionados a la aeronáutica aseguran que es chatarra espacial pero otras personas comentan que parece un latiguillo hidráulico, de los que suelen emplearse para canalizar aceites de alta presión, o un cable de aislamiento de una torre de alta tensión eléctrica.

En tal caso -apuntan- por su forma, tamaño y composición no hubiera soportado una reentrada en la atmósfera. El rozamiento lo hubiera desintegrado por completo como le ocurre a la mayoría de los meteoritos". Y respecto al estado calcinado en el que se encuentra el objeto consideran que podría ser fruto de su descomposición tras años a la intemperie.

Sin embargo el lugar donde ha aparecido también genera muchas incógnitas porque solo se puede acceder por una escaparada y estrecha senda situada a cuatro kilómetros del camino más próximo. Además, se trata de un objeto pesado e incómodo de transportar y en las inmediaciones no hay ni líneas de alta tensión ni construcciones ni antenas de ningún tipo.

El propio Senén muestra su "total extrañeza" y no cree que ninguna persona realizara esa dura caminata cargado con el tubo para arrojarlo allí. Entre otros motivos porque "es un enclave escabroso, sin caminos de acceso y sumamente aislado. Yo he tardado casi una hora cuesta abajo en trasladar a hombros el tubo hasta un camino transitable en Caprala. No hay nadie tan loco como para subirse semejante armatoste a tanta altitud. Esa teoría no se sostiene", subraya.

Basura espacial en Elda

No es la primera vez que en el Medio Vinalopó se detecta la caída de basura espacial procedente de un satélite o cohete. En noviembre de 2015 un equipo de técnicos especialistas en desactivación de artefactos explosivos -Tedax- se desplazó a Elda para examinar un objeto espacial caído en las Barrancadas, un paraje natural próximo a las sierras de Camara y Umbría situado junto a las vías del AVE y a tres kilómetros del polígono Campo Alto.

Se trata de un fragmento metálico de cuatro metros de longitud por 20 centímetros de ancho que se encontraba parcialmente calcinado por la fricción con la atmósfera y presentaba los bordes doblados por el impacto contra el suelo. Cayó en un campo cultivado y, al parecer, fue el propio dueño quien avisó a las autoridades tras tener conocimiento de los últimos residuos espaciales caídos en la localidad murciana de Calasparra.

Los Tedax realizaron mediciones para comprobar si emitía radioactividad o contenía sustancias explosivas o nocivas para la salud o el medio ambiente. También tomaron muestras de la tierra donde se encontraba y, a continuación, se llevaron todo el material para analizarlo en el laboratorio con el fin de determinar su procedencia.

Se da, además, la circunstancia de que en los días previos muchas personas avistaron en Elda y Petrer cuatro objetos incandescentes surcando el cielo en dirección norte-oeste dejando tras de sí una estela anaranjada. Curiosamente la observación se produjo sobre las seis de la tarde, durante dos días, permaneciendo los objetos a la vista varios minutos al seguir una trayectoria muy similar.

Este diario también fue testigo del fenómeno y los expertos consultados apuntaron entonces a que podría tratarse de más restos de basura espacial que seguían en la misma órbita a una velocidad constante. Sólo una colisión entre ellos o la propia gravedad de la Tierra puede hacerlos caer.

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