El obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, ha prestado este miércoles declaración, durante casi una hora y media, ante la Fiscalía por sus palabras en un programa de televisión en las que vinculaba la homosexualidad con el alcoholismo y decía que era "pecado mortal" si se ejercía de forma consciente.

Álvarez, acompañado por su abogado en el Palacio de Justicia de la capital tinerfeña, no ha querido hacer declaraciones a los medios de comunicación y ahora la Fiscalía debe decidir si archiva el caso o formula una denuncia por un posible delito de odio.

El obispo ya pidió disculpas públicamente por sus declaraciones y tanto el Cabildo de Tenerife como el Parlamento de Canarias han condenado su posición de forma unánime -si bien en la Cámara regional se rechazó que no se le invite a actos públicos-.

A través de una campaña abierta en la plataforma change.org por el colectivo LGTBI Diversas, más de 57.000 personas han firmado para solicitar su cese inmediato.