“Bla, bla, bla”. Así es como la joven activista medioambiental Greta Thunberg ha descrito el acuerdo sellado este sábado en la Cumbre del Clima (COP26) de Glasgow tras días de intensos debates y negociaciones. En ese pacto, hasta 197 países se comprometen a diseñar medidas más ambiciosas para paliar el cambio climático pero también rebajan la reducción de los combustibles fósiles.

Ante la situación de emergencia global, las oenegés medioambientales han criticado duramente el texto. Aunque “se ha enviado la señal de que la era del carbón está terminando”, la directora ejecutiva de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, ha lamentado que el acuerdo es "sumiso y débil" y que "el objetivo de 1,5 grados apenas está vivo".

Algunos líderes mundiales piensan que no viven en el mismo planeta que el resto", ha apuntado Gabriela Bucher, Directora Ejecutiva de Oxfam Internacional, que sin embargo ve un "paso importante" en la petición de fortalecer los objetivos de reducción de 2030 para el próximo año. "Las emisiones continúan aumentando y estamos peligrosamente cerca de perder esta carrera contra el tiempo".

Amnistía Internacional ha denunciado el "fracaso catastrófico" que supone el acuerdo, porque "demuestra que los líderes han olvidado que deberían servir y proteger a la humanidad en su conjunto", ha apuntado. Para la oenegé, han prevalecido "los intereses del combustible fósil y otras poderosas empresas". Con este acuerdo de mínimos "condenan a más de 500 millones de personas, la mayoría en el sur global, a no tener suficiente agua y a cientos de millones de personas a olas extremas de calor".

El responsable de Clima de SEO/BirdLife, David Howell, ha señalado desde Glasgow que en conjunto el resultado de la COP26 es "totalmente insuficiente", porque el abandono de los combustibles fósiles y los subsidios asociados aunque figuran "por fin" en el acuerdo final, "está expresado en términos demasiado tímidos como para impulsar la transformación colosal requerida".

Por su parte, Greenpeace advierte que la decisión de la COP26 "es sumisa, es débil y el objetivo de 1.5 grados apenas está vivo". Sin embargo, la organización ecologista había destacado que desde la cumbre se había enviado una señal de que la era del carbón está terminando "y eso es importante", si bien la India introdujo a última hora una modificación en la que se habla de "reducción progresiva", en lugar de eliminación del carbón. La directora de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, señaló en un comunicado que "aunque el acuerdo reconoce la necesidad de reducir las emisiones en esta década, esos compromisos se han dejado para el año que viene".

Los países insulares, más golpeados

Sin embargo, también llegan las críticas desde esas regiones que, como las insulares, se ven mucho más perjudicadas por el impacto del cambio climático. "Los progresos graduales realizados en Glasgow no están en consonancia con la urgencia y la escala necesarias", ha lamentado Shauna Aminath, Ministra de Medio Ambiente de Maldivas. "Para algunos, las pérdidas y los daños pueden ser el comienzo de la conversación y el diálogo, pero para nosotros se trata de una cuestión de supervivencia".

"El resultado aquí refleja una COP celebrada en el mundo rico y el resultado contiene las prioridades del mundo rico. Los países desarrollados no sólo no han aportado los 100.000 millones de dólares prometidos a los países más pobres, sino que tampoco han reconocido la urgencia de aportar esta ayuda financiera”, ha señalado Mohamed Adow, Director de Power Shift Africa. Desde Greenpeace se ha visto el aspecto de las compensaciones como una “estafa” que “pone en peligro la naturaleza, los pueblos indígenas y el propio objetivo de 1,5C”.