La Asociación Cristiana de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Cataluña (ACGIL) lleva desde su fundación, de la que ahora se cumplen 30 años, poniendo en contacto a parejas de creyentes del mismo sexo con sacerdotes que, apartándose de la línea oficial del Vaticano, bendicen estas uniones, aunque de forma clandestina por miedo a represalias.

Así lo confirma a Efe el conciliario de ACGIL Jordi Valls, que explica que desde la asociación ponen en contacto a "varias parejas cada año" que desean que su unión sea bendecida también de forma religiosa con "5 o 6 sacerdotes de confianza" que se encargan de llevar a cabo la acción en la más absoluta intimidad.

Una vez puestos en contacto, es el sacerdote el que se encarga de organizarlo todo con la pareja, aunque siempre con la más absoluta discreción, sin fotos y sin ninguna clase de público.

Estas bendiciones, dependiendo de las circunstancias, pueden celebrarse en el domicilio de la pareja o en la propia iglesia en la que esté destinado el sacerdote.

Ninguno de estos sacerdotes ha querido hacer declaraciones a Efe por miedo a represalias: "Por una acción como esta pueden perder su sustento", asegura Valls.

"No tenemos constancia de que se haya llamado al orden a ningún sacerdote por bendecir uniones de personas", ha afirmado a Efe un portavoz del Arzobispado de Barcelona, que se remite a la declaración que hizo la Congregación para la Doctrina de la Fe el pasado mes de marzo.

En esta declaración, el Vaticano explicaba que las parejas del mismo sexo no podían ser bendecidas por la Iglesia porque no responden a los "designios de Dios", aunque desde la llegada del papa Francisco a la Santa Sede reconocen que encuentran "elementos positivos" en esas relaciones.

Esta postura del Vaticano fue precisamente la que ocasionó la rebeldía de más de 200 parroquias alemanas que abrieron sus puertas para bendecir estas uniones bajo la campaña 'Liebe gewinnt (El amor gana)', a la que se sumaron 2.600 clérigos de todo el país.

Desde la ACGIL no tienen constancia de que exista otra organización en España que ponga en contacto a parejas del mismo sexo y sacerdotes.

Un portavoz de la Comunidad Cristiana LGTBI CRISHOM de Madrid ha aclarado a Efe que no lo hacen porque "no es bueno para los sacerdotes" que les apoyan porque "les pone en una situación muy crítica con los obispos".

Del mismo modo, el conciliario de la ACGIL denuncia que la Iglesia no hace ningún esfuerzo por ponerse en contacto por este colectivo de fieles: "Hemos escrito cartas a todos los obispos de Cataluña desde hace 30 años y tan solo nos han respondido dos", se queja Valls, que cuenta también que consiguió hablar con el arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, a la salida de una misa en el año 2017.

"Nos encontramos con una persona muy encasillada en el dogma pero acordamos hablar para ver cómo se trata este tema", recuerda Valls, que denuncia que aún está esperando la llamada.

Desde el Arzobispado aseguran que no tienen constancia de ninguna conversación pero que el cardenal, que también es presidente de la Conferencia Episcopal Española, no tiene "ningún problema" en que las personas LGTBI sean acogidas por la Iglesia porque "no se le cierran las puertas de un templo a nadie".

Valls cree que la situación actual es "fruto de papas profundamente retrógrados que hicieron mucho daño, como Juan Pablo II y Benedicto XVI, y aquí en España ningún obispo apoyó porque estaba Rouco Varela y nadie se atrevía a romper la postura oficial de la Iglesia".

"A nivel de base, de sacerdotes, no hay ningún problema", concluye Valls, que subraya que han decidido quedarse dentro de la Iglesia "porque no es ningún club privado y es tan casa nuestra como de los obispos".