Provista aún de los adornos florares elaborados para conmemorar el inicio del Año Jubilar, la Puerta de Santa María de la catedral de Burgos, durante un año bautizada como Puerta Santa del Perdón, acoge cada tarde el rito de la Puerta del Perdón, que permite a aquellos que pasan bajo su dintel ganar el jubileo. El papa Francisco concedió a la seo burgalesa el Año Jubilar con motivo de la celebración de los 800 años de la colocación de su primera piedra.

“El objetivo es acoger a las personas que llegan a la catedral en actitud de peregrinación. Es una acogida que quiere recordar el propio bautismo, y que el Año Jubilar no es solo recordar un evento o hecho histórico que tuvo lugar en el pasado, sino actualizar el significado que tuvo en su momento el levantar un templo para Dios”, asegura el delegado diocesano de liturgia y encargado de coordinar el gesto de apertura de la Puerta Santa, Agustín Burgos.

De esta forma, puntualmente a las 19.00 horas, la Puerta del Perdón se abre para dar paso a todas aquellas personas que quieran lograr el jubileo. Desde el mes de noviembre son 745 las personas que se han acercado hasta el templo burgalés para participar en este solemne acto.

Durante los primeros días, el evento empezó con “fuerza”, recibiendo un amplio número de visitantes, sin embargo a mediados de noviembre, pocos días después de iniciarse el Año Jubilar, la alta incidencia de casos positivos por COVID-19 en Burgos obligó a suspender este acto, debido a las restricciones impuestas por la Junta. En ellas se limitaba el aforo en los lugares de culto a un tercio del total, nunca pudiéndose superar las 15 personas. Por esta razón, y por precaución, el cabildo de la catedral decidió suspender este año, que no pudo retomarse hasta el 9 de diciembre.

“La situación de pandemia hace que el planteamiento del Año Santo haya tenido que adaptarse a las circunstancias”, señala el delegado diocesano. Una situación que ha afectado al “conteo de peregrinos” que llegan a la ciudad, en gran parte por las limitaciones de movilidad. Por ello, en su mayoría, son ciudadanos de Burgos los encargado de recibir el jubileo. Algunos incluso llegando a repetir, como es el caso de Mariví, residente en Burgos, que asegura que ya ha participado hasta en cuatro ocasiones, y que para ella esta acción supone “ganar el jubileo”, aunque no solo ella misma, sino también los vivos, los difuntos y todo tipo de gente que conoce.

Agustín Burgos señala que dependiendo del día de la semana varía mucho el número de asistentes, porque algunos días la gente, curiosa al escuchar las campanas, se acerca para ver en qué consiste este acto. Además, las vacaciones de Navidad han provocado se vean más perfiles de familias con niños.