Los sucesivos golpes policiales al tráfico de droga en los poblados chabolistas de Madrid han trasladado el "negocio" a distritos como el de Puente de Vallecas, donde están proliferando los 'narcoburdeles', pisos en los que el cliente consume droga y sexo en una misma visita.

Alrededor de cien 'narcoburdeles' calculan los vecinos que hay en este distrito de 250.000 habitantes, distribuidos en seis barrios. Solo en el del corazón del distrito las asociaciones vecinales han detectado 14 pisos. Para los vecinos del distrito, la situación ya es insostenible, como denuncia a la Agencia Efe Clara Carmen García, presidenta de la asociación del Casco Viejo de Puente de Vallecas.

Cientos de 'flyers' (volantes) se reparten diariamente en las calles del distrito para publicitar los servicios que se ofrecen en los "narcoburdeles", incluso en las proximidades de los colegios. Tanto es así que los niños ya juegan a cambiar una 'asiática' por una 'colombiana' o a 'Carolina' por 'Marcela', como si de cromos de fútbol se tratara.

"De camino al trabajo o a la compra puedes recoger unas 500 octavillas en los parabrisas de los coches. Cuando vuelves, están de nuevo puestas otras 500. Son un ejército de repartidores", explica García. Se trata de 'flyers' de mujeres que se ofrecen por una cantidad ínfima de dinero, "con fotos explícitas y un lenguaje soez y vulgar", señala García antes de denunciar que todo esto "atenta contra la integridad de los niños".

Y lo peor es que esto se está normalizando, dicen los vecinos. Porque los jóvenes del barrio ya se han acostumbrado. "Lo ven en el colegio con los cromos, en el portal de su casa.... se normaliza tratar a la mujer como un objeto de transacción económica por 20 euros", subrayan los representantes vecinales.

Problemas de convivencia

Los barrenderos "no dan abasto" para retirar toda esa publicidad de las calles, pero la gran preocupación de los vecinos es la instalación de estos "narcoburdeles", que actúan bajo el cobijo de mafias y redes de trata de personas. Según las fuentes consultadas, las mujeres están aleccionadas y "saben perfectamente lo que tienen que decir" para no levantar sospechas. Además, intentan que en los pisos haya el mínimo legal de droga permitida, aunque se va reponiendo a medida que se va vendiendo.

El pasado miércoles las asociaciones vecinales mantuvieron una reunión con el concejal del distrito Borja Fanjul. "En algunos casos nos dice que poco se puede hacer y en otros casos que los estudiarán", dicen a Efe los representantes vecinales.

Pero la situación está generando problemas de convivencia. Muchos vecinos llegan a la asociación para trasmitir que tienen "miedo a las represalias" y que sufren "el acoso de los clientes" de esos "narcoburdeles". Y es que además, las peleas con droga de por medio son frecuentes y los vecinos de esos pisos viven aterrorizados. En ocasiones, ni se atreven a salir de casa.

La seguridad es insuficiente para los vecinos. Según ellos, la Policía Municipal cuenta con 200 efectivos para este distrito, pero cuando hay grandes eventos en la ciudad, los medios se reducen y solo patrullan cuatro vehículos con ocho agentes.

600 euros en una noche

Efe ha hablado con algunos clientes de esos establecimientos, que explican que a veces les regalan la droga si se dejan mucho dinero en el local. "Hay quien en una noche se ha llegado a gastar cerca de 600 euros y como 'obsequio' ha tenido 'rayas' de cocaína gratis hasta el amanecer", cuenta uno de ellos.

El origen de la narcoprostitución en Puente de Vallecas tiene que ver con la "excelente labor" de la Policía Nacional en los poblados de Cañada Real o las Barranquillas, según dice a Efe Pablo Chivato, vocal de la Asociación de Vecinos de Puente de Vallecas.

La droga se trasladó con la prostitución a unos pocos kilómetros de su origen. La "mujer es el gancho" de un negocio que se ofrece a precios muy bajos, ajustados al nivel adquisitivo del barrio. Pero estos "negocios" cuentan con un "entramado" muy bien organizado. Son grupos de "mafiosos" con los que, incluso, colaboran despachos de abogados que les asesoran". "Mucha gente de forma directa o indirecta vive del dinero de la droga", apunta Chivato.

Vallecas no es el único distrito afectado por este problema. Los mismos 'flyers' pueden verse en zonas como la de Tetuán. Y es que, según las fuentes, estos grupos van "rotando" a las mujeres y cambiando de pisos para despistar a los investigadores.

En otros barrios con más poder adquisitivo, las comunidades de vecinos han llegado a contratar un vigilante para que controlara a las personas que entraban en el edificio, pero en Puente de Vallecas "la gente no llega a final de mes y no está como para pagar un vigilante", lamenta el representante vecinal.