Los productores españoles de yogur han iniciado un proceso de reducción del azúcar presente en sus productos. La industria láctea española firmó un pacto con el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y la agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan) por el que los fabricantes se comprometieron a reformular trece categorías de productos lácteos para rebajar la concentración de azúcar entre este año y 2020 en el 10% sobre la mediana del sector, en el caso de productos de consumo habitual, y del 5% en los de ingesta ocasional: es decir, respecto al valor que se haya situado justo a mitad de camino entre los derivados lácteos más y menos azucarados. Esto supondrá que las elaboraciones más dulces deberán hacer un esfuerzo de reducción entre el 30 y el 40%.

La presencia de azúcar en un alimento que tiene una presencia importante en la dieta infantil saltó ayer a la actualidad a raíz un estudio sobre la oferta láctea en el Reino Unido, publicado por la revista científica BMJ (British Medicine Journal). En este estudio, elaborado por expertos de las universidades de Leeds y Surrey, se constata que los yogures pueden ser una fuente "elevada" y "no reconocida" de azúcar, especialmente aquellos etiquetados como "infantiles" y los orgánicos. El estudio clasificó toda la producción analizada en distintos grupos como postres, yogur orgánico, yogur natural o griego, alternativas lácteas y yogures dirigidos a niños, incluido el queso fresco. Entre sus conclusiones, indica: "Si bien existen evidencias de que los yogures pueden ser beneficiosos para la salud, nuestros resultados destacan que el contenido total de azúcar en estos productos es relativamente alto en todas las categorías, con la excepción de los yogures naturales y griegos".

"Conmocionados"

Menos del 9% de los yogures y derivados analizados y solo un 2% de los productos destinados a niños pudieron calificarse como bajos en azúcares Para ser calificados como "bajo en azúcar" estos productos sólo pueden contener un máximo de 5 gramos por cada 100. Tras examinar casi 900 productos a la venta en supermercados británicos, constataron que los destinados a niños tenían, de media, el doble de cantidad de azúcar. La primera firmante del estudio, la doctora Bernardette Moore, de la Universidad de Leeds reconoció que estaba "conmocionada" y "sorprendida" por los niveles de azúcar hallados. Los académicos advirtieron de que se trata de una investigación de carácter observacional y que solo abarca productos vendidos en cinco cadenas. A pesar de esto, sentenciaron que "no todos los yogures son tan saludables como quizás los consumidores los perciben, es necesaria una reformulación para la reducción de los azúcares en estos productos".

Este trabajo no se puede trasladar directamente a la realidad española. La patronal láctea española (Fenil) explica que el estudio se refiere al Reino Unido, donde las elaboraciones incluyen por término medio un mayor aporte de azúcar que en España por la preferencia del consumidor británico por alimentos más edulcorados. Con datos de 2016 (fecha del estudio dado a conocer ahora), el contenido total de azúcares de un yogur de la gama de sabores alcanza como promedio 20 gramos por cada 100 en el Reino Unido mientras que en España se situaba como media en 12 gramos. De esta cuantía, la patronal láctea precisa que 4 gramos (una quinta parte de los azúcares en el Reino Unido y un tercio en España) no proceden del azúcar añadido sino de la lactosa, componente natural de la leche.

"Desazucarización"

La industria láctea española está embarcada en un proceso de reducción de azúcares. Se trata de un esfuerzo que también han emprendido otros sectores de la industria alimentaria, como los fabricantes de refrescos, para luchar contra la ingesta hipercalórica, causante de obesidad en niños y adolescentes y otros efectos como la caries.

Algunos fabricantes de yogures azucarados ya iniciaron el proceso de reducciones del contenido en algunas de sus gamas, caso de Central Lechera Asturiana. Fuentes de Danone, el líder nacional del yogur, enfatizaron las diferencias entre los mercados británico y español y subrayaron que, descontada la lactosa, el azúcar añadido puede situarse de media en el 5%.

La patronal láctea sostuvo ayer que, aun en el caso de los yogures azucarados, el estudio "Aladino", realizado por las autoridades sanitarias españolas, no halló ninguna relación entre el consumo de productos lácteos y el sobrepeso. Fenil destacó que las autoridades de la salud y la Unión Europea recomiendan el consumo de lácteos por su beneficios nutricionales y cardiovasculares.

Según los últimos datos de la Organización Interprofesional Láctea (Inlac), correspondientes a 2015, en España se elaboran 925,6 millones de toneladas de yogures y leches fermentadas, se importaron cerca de 200.000 toneladas y se exportaron algo más de 114.000 toneladas.

El yogur es el derivado lácteo más consumido en España: representa el 42,4% de la ingesta total de lácteos sin contabilizar la leche líquida.