En estos momentos, la historia de amor entre Abelardo y Eloísa ocupa buena parte de su tiempo. Alfonso S. Palomares, presidente de "Efe" desde 1986 a 1996 -de momento, la presidencia más larga de la agencia de noticias-, y exdelegado de la Xunta en Madrid -puesto en el que se jubiló-, novelará la historia de los amantes por excelencia de la Europa medieval. Fundador y director de revistas como "Ciudadano" y "Posible", ha conversado con numerosos personajes, entre otros, Fidel Castro, Ahmed Ben Bella, Yasir Arafat, Rafael Allende, Benjamin Netanyahu y Willy Brandt, encuentros que recogió en su libro de memorias "Siempre llega la noche". Hace apenas unos días donó su biblioteca -compuesta por cerca de 10.000 volúmenes- a su pueblo natal, Calvos de Randín (Orense). "Yo lo único que no he hecho en periodismo ha sido dinero", afirma el periodista y escritor.

-Está escribiendo una novela sobre Abelardo y Eloísa, un amor imposible...

-Abelardo era monje y uno de los padres de la Ecolástica, y Eloísa, monja, pero tuvieron un amor fascinante. Son los grandes amantes de la Europa medieval del siglo XII y su amor, el más trágico de la historia. Los grandes amores, esos amores fascinantes, suelen ser trágicos. Para un amante, la vida es una derrota aceptada.

-¿Ha requerido mucho trabajo de documentación?

-Llevo documentándome más de un año. Es una época apasionante y hay bastantes cosas sobre Abelardo y Eloísa, aunque están casi todas en francés e inglés; en español hay bastante menos literatura. He ido a París, donde he conseguido muchos libros y alguna tesis doctoral fantástica.

-Está jubilado, pero la pluma no la suelta.

-Y espero no hacerlo hasta que se me caiga de la manos. También estoy escribiendo una serie de artículos sobre mis encuentros con personajes como Fidel Castro, Ahmed Ben Bella, Yasir Arafat, Rafael Allende, Benjamin Netanyahu y Willy Brandt, ya sea como periodista o como presidente de la agencia Efe.

-Usted fundó y dirigió varias revistas durante la dictadura. ¿Cómo era ser periodista entonces?

-Era una lucha por la libertad. A mí me procesaron unas seis veces y la revista "Posible" fue secuestrada también cinco o seis veces. Escribías siempre con el temor de que te secuestrasen la edición, aunque siempre mantuvimos una línea de arriesgar bastante. Las revistas fueron la vanguardia de la lucha por la libertad.

-Y los de ahora, ¿son buenos tiempos para el periodismo?

-Lo son en el sentido de la libertad. Los límites a la libertad del periodista los ponen las empresas, que son las que definen la línea editorial. Pero hoy nos enfrentamos a dos grandes crisis. Una, la crisis económica que, como a todos los sectores, también afectó al periodismo; y la irrupción de las nuevas tecnologías, que han creado otra forma de llegar a los lectores y que ha hecho que el antiguo modelo de negocio se haya quedado obsoleto, aunque creo que la prensa escrita aún tendrá un recorrido importante.

-El perfil lector también ha cambiado.

-Muchísimo. El perfil de la persona que quiere ser informada ya no es la de lector, sino la de vidente, la del homo videns. Y luego, la información llega por mil caminos. A veces, en cantidades ingentes y resulta difícil escoger.

-De todas las personalidades con las que ha tratado, ¿de quién guarda un mejor recuerdo?

-De varias. De Ahmed Ben Bella, el primer ministro de Argelia, por ejemplo. Yo era un joven periodista de 25 años y había viajado hasta Argelia siguiendo los pasos de Albert Camus. Allí me encontré con un país que acababa de conseguir la independencia y, casualmente, me encontré con Ben Bella, a quien hice la primera entrevista, que se publicó en la revista "Triunfo", y desde entonces fuimos muy amigos, hasta que murió. De Fidel Castro, porque intentaba seducirte constantemente con su catarata verbal. Recuerdo que en 1966 se celebró el Congreso Cultural de La Habana, en el que participaron los mayores intelectuales del mundo. Era cuando parecía que iba a haber una revolución y que el mundo se iba a renovar. Había una fascinación por un futuro revolucionario, más igualitario y después padecí, al igual que otros muchos, la decepción. Y de Willy Brandt, para mí el europeo más interesante que ha existido, el arquetipo de hombre europeo. Brandt tenía la Europa con la que todos soñábamos en la cabeza y fue el que contribuyó a redefinirla.

-¿Con Europa también se llevó una decepción?

-Todos nos llevamos una decepción porque soñábamos que íbamos a tener un Estados Unidos de Europa, algo bien articulado y definido, y hasta ahora esto no se ha dado. Pero a pesar de todo, creo que hay que seguir apostando por Europa.

-¿Qué opina del "brexit"?

-Es una visión miope de los ingleses, de algunos, porque el "no a Europa" no fue tan contundente. El "brexit" es una amputación de la cultura europea y un empobrecimiento en todos los sentidos, tanto de pensamiento como económico, del Reino Unido. Se amputó a sí mismo.

-¿Cree que se contagiará?

-Esperemos que no. La peste parda del siglo pasado fueron los nacionalismos y ahora están apareciendo de nuevo. El pensamiento supremacista de algunas zonas de Europa es absolutamente empobrecedor.