"Noticias de la Comunicación", la veterana publicación mensual centrada en ofrecer información sobre empresas y medios de comunicación, ha cerrado. El cese de la publicación, pionera en España en el llamado "periodismo de datos" y que en abril hubiera cumplido 27 años en los quioscos, se debe a la confluencia de dos factores: las dificultades derivadas de la transformación tecnológica y la jubilación de su fundador y editor, Luis Muñiz. Con casi cinco décadas en el oficio, Muñiz tiene claro que la revolución digital ha cambiado por completo la labor del informador.

- - ¿Cuál es la situación de los medios españoles y qué tendencias se observan en el mercado ante el auge digital?

-El mercado de los medios españoles sufre en la última década los efectos de una doble crisis: la debida al cambio de hábitos en el consumo de información, y la financiera, como el resto del país, que provocó una fuerte caída de las ventas y un importante endeudamiento. Por volumen de negocio y evolución hay como dos grandes grupos de empresas. Por un lado, las de televisión y el entorno audiovisual, que es el de mayores ingresos y que mejor resiste la crisis, y por otro, el de los medios impresos, prensa diaria y revistas, que han sufrido más, porque están más expuestos. En medio de ambos, la radio ha capeado el temporal bastante bien, gracias a que ya tenía su estructura de costes bien equilibrada.

-¿Y en qué lugar está Internet?

-Pese a que la industria ha impulsado la idea de que Internet es un medio más, junto a los tradicionales, como prensa, radio o televisión, yo siempre he preferido considerarlo como un canal de distribución. Porque a través suyo llegan todo tipo de contenidos, incluido el de esos medios tradicionales. Sí es cierto que ha suscitado un nuevo lenguaje, en continua revisión (baste ver las primitivas webs y compararlas con las actuales). La pluralidad de dispositivos para acceder a Internet también abonaría esa tesis. En cualquier caso, debido a la configuración de ese segmento, dominado por multinacionales que tienen basados sus negocios fuera de España, aquí se desconocen sus ventas, por lo que no es posible evaluarlo.

-Pero parece ser un negocio en crecimiento.

-Efectivamente, no cabe duda de que crece, por el aumento de operaciones que se desarrollan en él, pero nadie sabe muy bien cuáles son sus magnitudes, no sólo por esa falta de información, que pueden dar lugar a especulaciones hilarantes, por ejemplo con relación a la inversión publicitaria, sino también porque sería difícil separar de su negocio el de otros medios que lo alimentan. Por ejemplo, ¿qué parte de las ventas de la edición digital de un periódico tradicional aplicaríamos al sector de la prensa que lo produce y cuál a internet? Eso abonaría más la tesis de que Internet no es un medio, sino un canal de distribución, en permanente transformación, que seguramente nos conducirá a algo parecido a lo que Nicholas Negroponte planteaba hace años como una especie de caja digital, que no acertaba a definir, por la que nos llegarían información y ocio.

-¿A qué cree se debe ese auge digital frente a lo impreso?

-Por la propia evolución de la sociedad. La inmediatez y calidad conseguida para los contenidos a través del canal digital, además de la gratuidad, en la práctica, ha puesto contra las cuerdas a los medios impresos, que han visto caer la difusión de diarios y revistas, reducida a la mitad de hace diez años. Eso, además de traer consecuencias muy negativas para sus editoras, también las ha tenido para la industria auxiliar, provocando la desaparición de imprentas donde se producen. El saldo es desolador.

-¿Hay otros factores en la crisis de lo impreso?

-Además de esa ventaja que ofrece lo digital, basada en la inmediatez y la mayor capacidad para incorporar contenidos (por ejemplo, vídeos, que una publicación impresa no podría incluir), habría que contemplar también en el desinterés de una buena parte del público por los contenidos que se le ofrecen. La atracción de los medios audiovisuales (y aquí integraría a Internet también) es una fuerte competidora frente al hábito de acudir diariamente a un quiosco y pagar por un periódico. Uno de los retos actuales del periodismo consiste en recuperar el interés del lector por lo que hacemos, para lo cual deberíamos reflexionar sobre la calidad de la práctica profesional actual y las empresas no perder el norte sobre su función en todo esto, que debe seguir siendo la de informar y entretener. Y no distraerse tanto con cantos de sirena que les llegan del mundo digital, a veces en beneficio de otros.

-Por último, ¿cómo ve el futuro de los medios?

-Nunca me gustó jugar a ser adivino, pero a grandes rasgos parece claro que el desarrollo digital es imparable y nadie sabe muy bien todavía a dónde nos conducirá. Con los pies en el suelo, la prensa diaria seguirá ajustando sus estructuras de costes. La radio se mantiene como un corcho, flotando en cualquier situación, gracias a su capacidad para lograr el interés de la audiencia y a seguir siendo el único medio que se consume de forma pasiva; sus condiciones técnicas le han permitido integrarse en Internet muy fácilmente y ahora el sector trabaja para que los teléfonos móviles incorporen un chip sintonizador, lo que sería una baza muy inteligente por su parte. Por último, la televisión mantiene las mejores expectativas, pese a la implantación en nuestro mercado de las plataformas de pago en streaming, como Netflix, HBO o Movistar+, que han venido a reinventar el videoclub con el añadido de las adictivas series. Pero los datos de audiencia indican que las emisiones tradicionales de canales generalistas siguen concentrando a la mayor parte del público.