Alicia Pardo, La Coruña

Con "mucha ilusión". Así afronta Sara Baras su regreso con "Sombras", el espectáculo con el que celebrará los veinte años de su compañía con un viaje por los distintos palos del flamenco.

-Sombras sugiere algo lúgubre, pero usted lo convierte en algo luminoso.

-Yo creo que, en la vida, todo es según cómo lo mires. La sombra que me acompaña la veo de una forma muy positiva, porque me ha enseñado mucho. Dónde he aprendido, dónde he fallado? Se ve en tu sombra. Para una persona que baila, es una palabra que tiene un significado más profundo. Es como un dibujo, como el baile.

-La suya sería la farruca, una constante en su carrera, ¿qué representa para usted?

-Es un número que me ha marcado mucho, un palo muy antiguo que solo era bailado por hombres. En él he visto mi evolución, el momento de cuando empecé? Esta farruca la hago acompañada de la guitarra de Keko Baldomero, en una fusión con diferentes percusiones. Realmente, el espectáculo es como una farruca muy grande.

-¿Fue complicado subirla por primera vez al escenario?

-Yo fui valiente al hacer una cosa que no era lo típico, y que me enseñó que tenía que bailar siempre con mi verdad, con mi corazón. Había gente que me decía "pero ¿cómo vas a hacer una farruca, si eso es un baile de hombres?". Pero yo tenía claro que era algo que quería hacer. Tenía el riesgo de estar más desnuda, de no poder taparme con ningún tipo de disfraz. Ese riesgo, a lo largo de los años, siempre lo he buscado. Creo que es lo que te hace crecer.

-Aquí tampoco puede esconderse tras un personaje. Es el segundo trabajo en el que se interpreta a sí misma, ¿prefiere bailar sin dramaturgia?

-Cuando interpretas un papel, descubres cosas que a lo mejor haciendo de ti misma nunca descubrirías. Por otro lado, poder ser tú misma también es un regalo. Es una mezcla. El último papel que hice fue Medusa, y fue alucinante. Pero veinte años son muchos, y la medida es importante en la vida. Ahora me apetece mucho bailar con la libertad de sonreír cuando quiero y no porque el guion me obligue .

-Veinte años son los que lleva en la compañía. ¿Los repasa con la coreografía del espectáculo?

-Eso es lo que pensábamos en un principio, repasar las cosas e incluso repetirlas. Pero no fue así. No es repasar y repetir lo que ya ha pasado, sino que, gracias a lo que has podido aprender durante estos años, dar una lectura nueva a tu forma de coreografiar y dirigir. Por lo tanto, el viaje te hace experimentar desde otra postura algo que empezó hace veinte años.

-Imagino que no sería sencillo llegar a las dos décadas.

-Por supuesto que no. Aquí hay un trabajo muy fuerte, mucha entrega, y a veces momentos más duros. También hemos sufrido, como todos, la crisis. Mantenernos arriba es difícil, pero es lo que nos ha tocado hacer, y la verdad es que yo me siento muy orgullosa de mirar atrás y ver que seguimos con la misma ilusión que al principio. Incluso sabiendo mucho más los pros y contras, porque cuando estrenas eres mucho más inocente.

-Usted tenía solo 26 años. Dice que hoy no se hubiera atrevido.

-Es que de repente la responsabilidad de casi 50 familias y la de representar a tu país por medio mundo? Hay un momento en el que sientes que no puedes fallar. No sé si sabiendo todo eso hubiera sido capaz de hacerlo. Una sola no puede, pero me siento muy agradecida por el equipo. Mi hermano es mi manager, mi marido es artista invitado desde hace tiempo?

-¿Se imagina ya bailando con su hijo?

-[Se ríe] La verdad es que sentido del ritmo tiene un montón, pero todavía no le hemos dicho nada. Él ha crecido en camerinos y lo ve todo de una manera muy natural. Tiene seis años ahora, y no sabemos qué hará cuando sea mayor, pero ahora mismo todo le gusta. No el baile, sino todo. Un día lo ves en la prueba de sonido, otro con las luces? El flamenco es un arte que se clava directamente en el corazón, no entiende de fronteras, y poder vivirlo de esa manera es algo precioso.

-¿Cómo ve hoy su situación?

-Yo creo que es un buen momento para el flamenco porque, no solo en España, sino fuera, está en los festivales más importantes. Hay muchos artistas muy buenos. Hemos tenido una época en la que hemos perdido a muchos grandes, como Morente y Paco de Lucía. Sin embargo, creo que han dejado un legado tan importante, que están haciendo que el flamenco siga cogiendo cada vez más la importancia que tiene.