Elena Fernández-Pello

Estrella Morente (Granada, 1980) se parte el pecho en lo que hace. Cuenta que aprendió de su padre a vivir con esa intensidad, que lo mismo le sale cantando, cuando cuida a sus hijos, con los amigos o respondiendo a una entrevista. La primogénita de Enrique Morente comenta que no es amiga de hacer promesas pero que cuando se suba hoy al escenario del Campoamor para celebrar el 125º aniversario del teatro asturiano está dispuesta a entregarle al público "amor puro".

-Viene a celebrar el 125º aniversario del teatro más importante de Asturias.

-El Campoamor es para mí como una bombonera preciosa, un teatro con una acústica especial, en el que disfruto cantando "a capella". Ya canté en él de niña, con mi padre, y ese recuerdo para mí es un tesoro. En mis conciertos siempre se ha llenado y el público ovetense me ha demostrado de sobra su cariño, su respeto y su afición. Amor puro es lo que siento por él y me apetece muchísimo estar con la afición y entregarle este concierto, que será de cante clásico, de cante de evolución y de otras músicas. Va a ser universal, porque el flamenco lo es: en cualquier lugar del mundo al que vayas te encuentras con un aficionado.

-Lo mismo canta seguidillas que fados y tangos. ¿Y los militantes del flamenco puro? ¿Dónde quedaron?

-De militancia vamos sobrados hoy en día. Yo prefiero no comprometerme tanto y dar lo mejor de mí. Los extremos son malos, hay que ser más libre. Hoy en día todo el mundo defiende algo con una bandera o una frontera, y cuando algo se impone no vale. El ser humano es universal, se nace por casualidad en un lugar, pero se es del mundo; yo me siento así. El camino es el de la cultura y el arte, son la única religión y el mejor idioma, y lo único que nos sacará adelante. Queremos defender un territorio y no hay más que recortes en ciencia y cultura, y así un país no va a ninguna parte.

-Hace unas semanas dio un concierto en Barcelona, ¿qué percibió allí?

-Este es un momento muy delicado, los sentimientos están a flor de piel. Me llegaron a hablar de anular el concierto pero no quise ni oírlo. Mi padre decía que se canta hasta en la guerra, y él siempre fue un hombre fiel a sus principios, con amigos en todos los bandos. Quiero a Cataluña y me niego a que me quiten la oportunidad de disfrutar del Palau, que estaba lleno hasta la barrera. Esa es la prueba de que la gente está más necesitada ahora que nunca de arte. A mí el flamenco me salva la vida. No seré yo quien se posicione al lado de unos u otros: yo solo estoy al lado de la cultura y del arte.

-Y de sus hijos y su familia.

-Los artistas somos personas de a pie, y en la familia, como en todo procuro hacerlo lo mejor posible. Los padres siempre sentimos que podemos hacer algo más por nuestros hijos. Intento ser buena madre, pero creo que no llego a conseguirlo. Ese sentimiento que se tiene por un hijo es el mismo que se debe tener por el planeta y por el trabajo. Las cosas no son solo para uno, también son para los demás. Pensar así me ha ayudado a desinhibirme: quiero construir algo con el arte y llegar al corazón de la gente.

-A pesar de su popularidad no es carne de prensa rosa.

-Yo siempre he sido natural. No he firmado ninguna exclusiva, pero no tengo problema en que me hagan fotos brindando con unos amigos o que vengan unos reporteros a mi boda. Mi padre nos enseñó a no mezclar el trabajo con otras cosas que no lo son. Agradezco a los medios de comunicación que me ayuden a transmitir mi trabajo; nunca me he aprovechado de ellos ni les he molestado, ellos lo saben y me respetan. Cada uno marca su camino y el mío no es ser famosa, es ser música.

-Tiene por delante una gira con la soprano Ainhoa Arteta.

-Comienza el día 20 de diciembre en el teatro Villamarta de Jerez. Escuchar a Ainhoa Arteta cantando a mi lado es una experiencia religiosa. Amó la lírica y la clásica. Mi padre lo primero que hacía al levantarse era poner Radio Nacional Clásica. Cantar con alguien tan grande. Las dos somos madres y morimos por nuestra música, y eso nos ha llevado a un acercamiento muy personal. Cantar con alguien tan grande es emocionante para mí.