"El otro día vi un documental sobre la II Guerra Mundial donde explicaban que, para saber si los combatientes que yacían en el suelo habían fallecido o seguían vivos, observaban sus cabezas: si de ellas salía una hilera de piojos, se sabía que estaban muertos". Esta anécdota sirve a Alba García, especialista en el tratamiento contra la pediculosis (infestación de la piel por piojos) y titular de una clínica dedicada a este fin, para explicar dos aspectos sobre estos parásitos: que buscan alojarse en lugares cálidos y que, a pesar de que ni vuelan ni saltan, se desplazan a gran velocidad: llegan a recorrer veinticinco centímetros por minuto.

La combinación de estos dos factores explica que en verano haya "mayor probabilidad de infestación, porque las temperaturas son más elevadas", afirma Marieta Vicario, que regenta en Oviedo una clínica igual que la de Alba García en Gijón. Porque prevenir vale más que curar, de cara a la vuelta al cole, ambas especialistas ofrecen un decálogo de recomendaciones para evitar el contagio de piojos:

1. Llevar el pelo recogido. Ocho de cada diez personas infestadas son mujeres, que suelen llevar el pelo más largo que los hombres, lo que también complica la erradicación de las liendres. Con la melena recogida, se minimiza el riesgo tanto de coger como de transmitir piojos.

2. No compartir utensilios para el pelo. Las gomas elásticas, prendedores o pinzas, los peines y cepillos, auriculares, gorros, bufandas o cualquier otra prenda de vestir en contacto con el cabello deben reservarse para el uso individual.

3. No colgar la ropa de toda la familia del mismo perchero. Mejor si cada uno guarda sus gorras, bufandas, abrigos, chaquetas... en su propio vestidor.

4. Que la liendrera forme parte de la rutina del niño. Es la herramienta más útil para atrapar los piojos, un tipo de peine metalizado, con las púas muy juntas. Alba García recomienda aplicarlo a los niños regularmente de forma preventiva y para acostumbrarlos a su uso en caso de pediculosis.

5. Usar la liendrera con el pelo limpio y desenredado. Realizar movimientos de arriba abajo, desde el cuero cabelludo hasta el final de la melena.

6. Ante la duda, acudir a un centro especializado. Los piojos generan un picor muy intenso: los niños se rascan con las dos manos. También pueden aparecer granos en la nuca, que pican mucho y enrojecen la zona. Ante la duda de si existe pediculosis, conviene acudir a una clínica, donde el diagnóstico es gratuito.

7. Avisar a la comunid ad educativa. Si el diagnóstico es positivo, los padres deben advertirlo al colegio del niño para que éste lo ponga en conocimiento del resto de familias, que estarán más pendientes en caso de que sus hijos también se contagien.

8. Desinfectar la liendrera tras cada uso. Existen dos opciones: congelarla durante toda la noche o hervirla durante un minuto, pues los piojos no resisten a las temperaturas extremas.

9. Cambiar la ropa de cama. La mayor actividad del piojo se produce por la noche y es probable que algunos se camuflen en las almohadas, cojines o sábanas. Para desinfectarlas, es preciso lavarlas a altas temperaturas o aislarlas durante al menos 48 horas, el tiempo que el insecto puede sobrevivir sin alimentarse.

10. Tomar consciencia del problema. "La gente debe entender que ir a un centro para quitarse los piojos es como ir a un dentista por tener una caries", subraya Marieta Vicario, que invita a dejar a un lado el estigma que acompaña a la pediculosis y concienciarse de la necesidad de actuar rápido en cuanto se detecta. "Hemos atendido a niños con piojos en las cejas y en las pestañas; son casos de contagio muy, muy avanzados", aseguran. Vicario advierte de que la primera semana es "crítica", no sólo para eliminar el parásito, sino también para evitar los problemas que pueden derivarse del exceso de uso de fármacos para erradicarlos. "Los champús antipiojos llevan químicos que pueden ocasionar dermatitis", asegura Vicario.

Pero la concienciación implica también desestimar los falsos mitos: los piojos atacan cualquier tipo de pelo (natural, teñido, liso, rizado...) y a personas de todas las edades -tanto a niños como a adultos-, aún cuando nunca hayan sufrido pediculosis. Además, usar champús antipiojos o remedios caseros como el lavado con vinagre tampoco nos inmuniza frente a la exposición a los piojos.