Joyce y Frank Dodd, una pareja británica de 97 y 96 años respectivamente, se casaron en 1940 tras haber sido novios durante cinco años. Ambos murieron el pasado 8 de abril, tras 77 años como marido y mujer. En este día, se encontraban en la misma habitación de hospital y de hecho el personal sanitario les había juntado las camas. Gracias a este gesto, pudieron decirse adiós con las manos entrelazadas por última vez.

Esta entrañable historia ha tenido lugar en Reino Unido, en la ciudad de Kent. Sus protagonistas iniciaron su noviazgo en 1935 en la ciudad de Gravesend y un lustro después se unían en sagrado matrimonio. En las más de siete décadas de convivencia, tuvieron cinco hijos, 12 nietos, muchos bisnietos e incluso dos tataranietos.

Meses atrás, Frank sufrió una insuficiencia cardíaca que le llevó a tener que ser hospitalizado. Su mujer le visitaba con frecuencia, pero finalmente ella también acabó enfermando y siendo ingresada en el mismo centro, pero en una planta diferente a la de su marido.

Cuando las cosas se complicaron y adquirieron condición de ser irreversible, los trabajadores del hospital preguntaron a los hijos de la pareja si les parecía bien que juntaran a sus padres en una misma habitación. Subieron a Frank a la planta de Joyce y pusieron las camas pegadas.

Una de las hijas del matrimonio, Angela, de 75 años, relata que “fue muy especial”. “Los sanitarios fueron más allá de lo que podríamos haber esperado. Así, pudieron darse la mano”.

El pasado 8 de abril, a las cuatro de la madrugada, Frank era el primero en apagarse. Catorce horas después, a las seis de la tarde, Joyce le siguió. Acababan de cumplir 77 años casados.