El documental ´La gran ola´, que se estrenará en 2017, analiza la posibilidad de que un tsunami llegue a la costa atlántica andaluza. Aunque no hay un pronóstico exacto de que esto vaya a suceder en un lugar y tiempo concreto, la probabilidad de que la catástrofe llegue a Huelva y Cádiz sigue muy viva. Lo que busca el documental es concienciar a la gente de su peligro.

Y es que fenómeno ya ha ocurrido antes. En 1775 un seísmo de 9 grados en la escala Richter, con el epicentro cerca de Lisboa, provocó un maremoto que arrasó las costas de esas dos provincias. Hubo más de 1.200 muertos. El municipio gaditano de Chipiona fue uno de los puntos más afectados por la ola y allí se construyó un monumento para no olvidar lo sucedido.

"Donde hubo terremotos los habrá. Donde no los hubo puede que los haya en un futuro", subraya Elisa Buforn, catedrática de Ciencias Físicas en la Universidad Complutense de Madrid.

En aquellos años no había forma de predecir los terremotos o tsunamis y en una hora el agua llegó al sur de la península. Hoy es posible conocer su llegada con antelación y preparar un plan de emergencia para combatirlo, el único problema es la falta de voluntad de ambos países, España y Portugal, advierten los expertos.

"Ningún gobierno hace nada. Está escrito lo que es necesario hacer. Por tanto, los políticos saben que hay riesgo sísmico y que puede ser reducido", explica Mario Lopes, profesor del Instituto Superior Técnico de Lisboa. En cuatro minutos el Instituto Geográfico Nacional podría definir la magnitud de una ola y cuánto va a tardar, además de dar una lista de cuáles serían las poblaciones afectadas.

Sin embargo, en España aún no se ha definido un protocolo para avisar y evacuar a la población. "España es el único país que no ha puesto dinero para financiar un sistema de alerta", recuerda Mauricio González, director del Grupo de Ingeniería de Costas IH de Cantabria. Concienciarse de la importancia de informar con antelación y precisión es algo básico para menguar el peligro y salvar miles de vidas.