José Andrés (Mieres, 1969) nos recibe en su restaurante de Washington DC "Jaleo". Un término flamenco que evoca diversión, tumulto, fiesta. Y así es, el local parece montado para un ciudad española y allí se pueden probar los mejores productos de España. Vinos de Terra Alta, jamón de bellota u orujo gallego, platos y bebidas que no se encuentran en EEUU. De fondo, suena "A cualquier otra parte", uno de los temas más conocidos del grupo español Dorian. Comida clásica y música moderna. Considerado por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo en 2013, este cocinero se ha convertido en un mito en EEUU que traslada sus conocimientos en la universidad. Tanto, que llegó a trabajar con el actual candidato a presidente Donald Trump, con quien, tras sus ataques a los inmigrantes, rompió su relación. Ahora se dedica a hacer campaña contra el que, piensa, "ataca los valores americanos".

Se ha metido de lleno en la campaña. El pasado viernes estuvo en Tampa (Florida) pidiendo el voto para Hillary.

-Fui a apoyar uno de los actos y le hice la introducción.

¿A qué se debe un apoyo tan específico a una candidata?

-Solo hay dos candidatos. Llevo aquí 23 o 24 años y no he podido votar y es la primera vez que lo haré para unas presidenciales. Soy una persona que podría haber vivido muy bien. Vivíamos muy bien con Bush y he vivido en estados con gobernadores republicanos. El país va bien, pero Trump es una persona bastante sui generis.

Que usted conoce bastante bien.

-Sí, pero no tiene un mensaje muy coherente. En estas elecciones se vota a cuatro personas. Votas a demócrata, votas a republicano, votas a independiente o votas por Trump. Trump es una cosa que no se sabe muy bien qué es, pero como personaje es alguien que puede hacer, ya lo está haciendo, mucho daño a la sociedad. Emite mensajes extremos que no tiene cabida en una democracia.

Un mensaje, sobre todo, el que ataca a la inmigración que va contra la esencia de los EEUU.

-Bastante. Pero creo que todo país, y aquí pasa ahora, se tiene que reencontrar a sí mismo. EEUU lleva dos siglos reencontrándose a sí mismo y siempre mejora, sobre todo en materia social. América necesita estos momentos en los que te despiertas y te das cuenta de que no todo está hecho. Es un país que ha abanderado todas las luchas sociales, afroamericanos, latinos, la mujer... Pero siempre queda algo por hacer. Todavía hay cierto racismo, que no es la sociedad americana, sino el ser humano que teme a todo aquello que es diferente. Lo llevamos dentro. Es nuestro estado animal que cuando se descontrola surge. Y cuando las cosas no te van bien tienes tendencia a culpar a los demás que no son como tu. Por lo tanto no podemos caer en la desidia de que esto es normal. Aquí es lo que estamos viviendo, más que un momento político es un momento social. Ha salido cierto grupo y este individuo, que no los representa porque Trump vive en su palacio de oro de la Quinta Avenida y parece que está hablando para ellos.

Pero Trump tiene apoyo de la clase social más baja.

-Tiene apoyo de todo el mundo. Mucha gente que vota por él reconoce que a veces lo que dice es ofensivo. Pero bueno, esperemos que no salga.

Ese discurso antiinmigración es el que a usted le hizo romper con Trump en uno de sus negocios.

-Entre otras cosas. Es un mensaje de división y no creo que con este personaje el país y el mundo pueda estar muy tranquilo. Uno podría tomárselo con calma. Le hemos reído las gracias en la televisión y mira dónde ha llegado. Hay muchos republicanos, los líderes reales, que son gente preparada que no le apoyan. Pasó con Ronald Reagan, aunque nada tienen que ver entre ellos. Cuando alguien viene de la televisión hay que tener cuidado porque vienen con mucho poder detrás. El poder que te da la tele, sea quien sea, puede ser brutal.

Le veo preocupado con el personaje. Porque da a entender que los republicanos son otra cosa.

-Es que no tiene nada que ver con la política. Hay ciertas ideas de los republicanos que me gustan y otras de los demócratas. Para esos tenemos a los congresistas y los senadores con los que puedes articular el mensaje que más te gusta. La diferencia con España es que en nuestro país los congresistas son marionetas de un sistema. Es una pena que sea así.

En España están sujetos al partido y a la disciplina de voto.

-Lo de España es una democracia que tiene que evolucionar. Tener cientos de congresistas para tener que votar lo que dice una persona... (Ríe) Vale la pena hacer un gobierno con cinco personas y que se repartan el bacalao.

¿Se refiere a lo que ha pasado con la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno?

-Pero la culpa la tienen tanto PP como PSOE. En la Transición podrían haber ayudado a que la democracia avanzara. Igual que lo ha hecho aquí.

Aquí llevan tres siglos.

-Aquí desde los padres fundadores se empezaron a hacer cambios. En 1776 se escribió la primera Constitución y a partir de ahí se empezó a mejorar y a cambiar. Sería hora de que en España se adaptara a los nuevos tiempos. Nada es estático.

Si exceptuamos a Donald Trump le veo bastante cómodo con el sistema político estadounidense.

-A diferencia de lo que escuchas, América va muy bien.

El tercer trimestre la economía estadounidense creció al 2,9 por ciento.

-Yo en estos momentos tengo muchos problemas para contratar personal. No encuentro mano de obra. Nosotros ni si quiera pagamos ya el salario mínimo. No tenemos a casi nadie cobrando el salario básico.

¿Le cuesta encontrar gente para contratar?

-No hay gente, cada vez es más complicado. Y cuando escuchas a Trump, que es un demagogo, decir que todo el mundo está en paro es falso. O que se contrata a irregulares. Cuando critica la contratación de ilegales él es el primero que lo ha hecho, sino no habría construido su torre ni tampoco hubiera abierto otros negocios que te digo yo que son ilegales. América va bien, aunque sí que es verdad, y no es solo un problema de América, que cuando las economías empiezan a crecer después de un bajón todo el mundo no nota esa recuperación de igual manera. Pasa también en Europa y hay que intentar que eso no pase.

Porque usted ha conocido los negocios de Trump y cabe recordar que es el único candidato en la historia que no ha presentado la declaración de la renta.

Es un personaje que es increíble ver como cuenta las historias y controla los tiempos. Y es capaz de sin ningún tipo de dato probar que sus puntos de vista son ciertos. Con tan poca sustancia y un caldo tan espeso. Es lo nunca visto.

Usted que lo ha conocido personalmente se sorprende.

-Y tanto. Hay gente muy preparada. Algo de inteligencia tendrá, pero ni ha hecho tanto como vende ni tanto como aparenta. Ya veremos lo que pasa con sus negocios cuando pasen estas elecciones, que están un poquito...

¿Tocados?

-No sé, pero esto no le puede ir muy bien. Tiene a demócratas en contra y a parte de los republicanos. Y ha conseguido que gente que no había votado nunca lo vaya a hacer.

Mojarse en política como usted lo ha hecho es algo habitual en EEUU pero no en España.

- Aquí cuando consigues ser americano, lo primero que te piden es que formes parte del sistema democrático. Ayudar a que el sistema mejore. El hecho de que te expreses políticamente no es negativo, es positivo siempre que lo hagas con el mayor respeto. Esto lo he hecho, no porque me caiga bien Hillary o porque piense que es la mejor candidata, que lo es, sino porque considero que este personaje va contra todo lo que creo. Vamos a ser 40 millones de latinos, 10 millones de indocumentados y llevo muchos años luchando por la reforma migratoria llamando a las puertas del Congreso y escribiendo editoriales en el Washington Post a favor de los indocumentados. No es el momento de esconder la cabeza, cuando una persona hace un ataque frontal hacia los inmigrantes, hacia los indocumentados, es atacar a los valores que yo creo. No me he metido en una campaña, sino contra un persona que va contra esos valores.