La suavidad del terciopelo inunda la moda otoñal con aires delicados y sutiles, plasmados en prendas inspiradas en el ballet clásico y la danza. Es el caso de la colección otoño-invierno 2016 de Valentino. La casa romana propone vestidos largos con aire decadente que prescinden de adornos y se combinan con cuerpos en raso y seda de mangas infinitas.

Los tejidos adquieren nobleza hasta en prendas de abrigo como las que incluye Stella McCartney en su colección, repleta de anoraks forrados de terciopelo, tan bonitos que apetece más usarlos por la "cara B". El colmo de la sofisticación son las gafas de sol con montura en acabado imitando terciopelo, de Topshop.

El tejido admite varias modalidades. Puede ser más o menos rígido e incluso llevar licra en su composición. Balmain, Givenchy, Juan Vidal y Alberta Ferretti también lo emplean, así como muchas firmas de moda barata.

Emilio Pucci muestra un blazer en color vino granate, mientras que Saint Laurent se mantiene fiel al smoking negro. Tom Ford prefiere el terciopelo azul noche, siempre tan elegante, y combinable con pantalones o vestidos negros.

Maison Margiela se atreve a añadir flores bordadas a unos trajes de terciopelo que son puro barroquismo. Sonia Rykiel, en una colección póstuma, se decanta por monos en terciopelo azul con escote pronunciado, aptos sólo para las más atrevidas.

Zara y H&M emplean el terciopelo con aires más modernos y Burberry rediseña las clásicas chaquetas de cuello Mao, con aire militar en grises combinados con rojo bermellón y verde inglés. Los zapatos, botas, botines y bolsos tipo limosnera tampoco quedan fuera del poder del terciopelo, tal vez el tejido que mejor conjuga delicadeza y presencia contundente.