El fallecido gurú de las nuevas tecnologías Steve Jobs disfrutaba en su época universitaria jugando a una variante alemana del ajedrez, con la que pudo ejercitar su renombrada capacidad visionaria.

En su biografía oficial, Walter Isaacson habla de las partidas de Jobs al Kriegspiel, un juego de mesa "que consistía en dos jugadores sentados de espaldas, cada uno con su propio tablero y con sus propias piezas, sin poder ver las del oponente. Un moderador les informaba si sus movimientos eran legales o no, y ellos debían adivinar cuáles eran las piezas del otro".

Inventada en 1899 por Henry Michael Temple, esta modalidad combina el ajedrez con el legendario Hundir la flota, y el añadido de una tercera persona que ejerciese las funciones de árbitro.

Concretamente, Jobs y su compañero Daniel Kootke --ingeniero informático que trabajó con el fundador de Apple-- se desafiaban mutuamente a partidas de esta modalidad de ajedrez caracterizadas por la incertidumbre y por el ejercicio de la predicción, según su biógrafo.

Seguidores del creador del IPhone han llegado a interpretar que esta afición le permitió a Steve Jobs desarrollar cierta capacidad de anticipación, una virtud que lo acreditó en vida como un gran visionario en el mundo de las nuevas tecnologías de consumo.