Investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont han descubierto un nuevo primate, al que han llamado Pliobates cataloniae, que podría haber sido el último ancestro común entre gibones, y grandes simios y humanos.

El director del Institut, Salvador Moyá-Solà, y el investigador principal del estudio, David Alba, han destacado hoy al presentar el hallazgo, que el descubrimiento se ha hecho a partir de un esqueleto de 11,6 millones de años encontrado en el yacimiento paleontológico que hay en el vertedero de Can Mata, en Els Hostalets de Pierola (Barcelona), el más importante de primates fósiles del continente euroasiático del mioceno mediano.

Los restos encontrados de este nuevo primate, 70 restos óseos del cráneo y otros de la pierna y el brazo izquierdo, corresponden a una hembra adulta a la que los paleontólogos han bautizado como "Laia", que pesaba unos 4-5 kilos, se alimentaba de frutos blandos y trepaba y se colgaba por las copas de los árboles.

El cráneo de Pliobates cataloniae ha sido reconstruido virtualmente con escáneres de alta resolución y, con los restos de las extremidades, se ha visto que Laia tiene algunos caracteres primitivos, como la anatomía del brazo, la articulación entre el húmero y el radio, y los huesos de la muñeca, que presentan el diseño básico de los hominoideos actuales.

El trabajo de este equipo, publicado en "Science", cambia radicalmente el modelo aceptado hasta ahora sobre el ancestro de los hilobátidos y los homínidos, además de proporcionar pistas muy sólidas sobre el origen de los gibones actuales.

Según ha destacado Moyà-Solà, el origen de los gibones es un misterio por la falta de registro fósil, pero hasta ahora la mayoría de científicos pensaban que su último antepasado común con los homínidos debía ser de gran tamaño, de unos 40 kilos, ya que todos los hominoideos fósiles indudables encontrados hasta ahora lo eran.

El proyecto de investigación en Can Mata empezó en 2002 y desde entonces se han encontrado 242 yacimientos con más de 70.000 restos fósiles, y de ellos 19 son yacimientos de primates que han generado más de 300 especímenes.

David Alba ha destacado que Laia podría haber sido el último ancestro común entre todos los grandes y pequeños antropomorfos y los humanos, dentro del grupo de los primates, y que se caracterizan por no tener cola externa.

Ha puntualizado que Laia es la especie que hace 17 millones de años hizo que se separaran por una parte los gibones (hilobátidos), y por otra los hominidos (grandes antropomorfos y humanos), y es el primer simio de forma pequeña presente en los hominidos actuales, por lo que tiene importantes implicaciones para reconstruir el último ancestro común de ambos grupos.

Según Alba, los hominoideos actuales son un grupo de primates que incluye los simios antropomorfos de pequeño tamaño (los gibones y siamangs, que constituyen la familia de los hilobátidos) y los grandes simios antropomorfos (orangutanes, gorilas y chimpancés) que con los humanos, forman la familia de los homínidos.

Todos los hominoideos actuales comparten la ausencia de cola externa, un diseño corporal ortógrado que les permite una posición erecta del tronco, y varias características craneales.

Salvador-Moya ha remarcado que el yacimiento de Can Mata, donde se ha identificado a Laia, es comparable al de Atapuerca, que en poco espacio concentra yacimientos de épocas recientes, de hasta un millón y medio de años, que iluminan la evolución del homo en el pleistoceno.

En este sentido, ha añadido que en Can Mata pasa lo mismo pero desde los 13 a los 11 millones de años, y que se ha podido determinar que esta zona fue muy boscosa con mucha fauna y con gran diversidad de animales de todo tipo desde carnívoros hasta ungulados (caballos, rinocerontes y ciervos), que reunía a más de 75 especies, y que podría haber sido como una selva actual del sudeste asiático.

También se ha explicado que el nombre de la nueva especie (Pliobates) es la contracción de Pliopithecus, que significa "más simio", y Hylobates (el que camina o habita por los árboles actuales), y que el epíteto específico (cataloniae) es una referencia geográfica de la ubicación del yacimiento en Cataluña.

En este sentido, los científicos, respondiendo a una pregunta, han asegurado que el que se haya encontrado esta especie en Cataluña "no se debe a un hecho diferencial catalán sino a que entonces Cataluña era el extremo más hacia el sur de una paleobioprovincia que en el mioceno medio se extendía por el centro de Europa y Francia".

Han puntualizado que las faunas catalanas son más similares a las francesas porque las cuencas internas de la península ibérica eran más áridas y tenían otro clima.