Resiste, Kim. Se puede tomar como un consejo o como una súplica desesperada. Gusten o no su constante exhibición, sus estilismos o su forma de vida, resulta que Kim Kardashian es el único clavo ardiendo al que agarrarse para creerse eso de que con curvas y unos cuantos kilos de más se puede ser alguien en el cambiante mundo del famoseo y de las estrellas.

El último abandono, el de la cantante inglesa Adele. Hasta hace un tiempo -el mismo que se ha tomado de descanso y para criar a su niño-, esta mujer de 27 años era todo un ejemplo de gorda sin complejos y con mucho arte, pues su sobrepeso, aunque suscitó algunos comentarios, quedó solapado por su exitosa carrera musical gracias a su potente voz. Adele era modelo de lucha contra la tiranía de la báscula. Hasta hace unos días.

A punto de regresar a la vida pública, la noticia es que la inglesa volverá a pasearse por los escenarios con 30 kilos menos. Por motivos de salud, cuentan, ha pasado a ser vegetariana, a prescindir de gaseosas, carnes, golosinas y alimentos procesados. El resultado, una figura más estilizada. Por tener, tiene ya hasta entrada en Google: "Adele delgada". Se ha montado un gran revuelo que además ha estado acompañado de un jaleo de cifras con los kilos que ha perdido. Se habló de 68, hasta que alguien ha aclarado que son 68 libras, medida que se usa en Gran Bretaña y que en kilos mengua hasta más de la mitad.

Así las cosas, Kim Kardashian puede estar tranquila, pues sus curvas y redondeces -ahora acrecentadas por su embarazo- van camino de ser las únicas que se puedan ver por los saraos del mundo del espectáculo. Aunque cabe preguntarse hasta cuándo será capaz de resistir, pues la enorme silueta que la empresaria y modelo a punto de cumplir 35 años lució en la reciente gala de la MTV no pasó desapercibida. Críticas y bromas no se han hecho esperar sobre su tipo, enfundado en un vestido ajustadísimo que marcaba su famoso y redondo culo. Sin ir más lejos, su hermana Khloé es una de las que presume de haber adelgazado.

Casos de famosos que "tiraron la toalla" en cuestiones de peso hay unos cuantos más. Una jovencísima Rosa López, sensación de la primera edición de "Operación triunfo" en 2001 por su voz y su agradable carácter, dejó asombrados a sus seguidores cuando apareció después de un tiempo con muchos kilos de menos. Guapa, también. Pero el mensaje fue inequívoco: o adelgazaba o no tenía nada que hacer.

Este verano ha entonado el mea culpa un compañero suyo del programa de televisión, David Bustamante. Con un tipo en sus inicios de los que en la calle se encuentran a diario a patadas, el cántabro se reveló hace un par de años como un deportista consumado que presumía de músculos y tableta en los abdominales. Así hasta que este verano se destapó en Ibiza, mejor dicho, se tapó, dándose unos baños en la playa con su familia cubierto con una camiseta. Se entiende que algo acomplejado por no poder lucir tableta, o al menos no tan marcada como le gustaría.

Por no hablar de Amaia Montero. La exvocalista de La Oreja de Van Gogh no está cómoda con su físico, y se le nota. Es más bien rellenita y lo lleva arraigado en sus genes. Pero da la sensación de que le parece un pecado pesar poco más -porque en su caso es poco más- que lo que dictan los cánones habituales de las artistas. Se le nota a leguas que le supone muchísimo esfuerzo adelgazar y entrar en el grupo de las estilizadas. Porque en cuanto levanta un poco la mano, sus curvas se imponen con un tipo que miles de chicas querrían lucir. Pero no ella, que en su regreso a los escenarios con nuevo disco lucha contra la tendencia natural de su silueta, a la que quiere embutir en modelos imposibles.

¿Alguien se acuerda de la exuberante Jennifer Hudson? ¿La misma que en 2008 hizo sombra a la esmirriada Sarah Jessica Parker en la película "Sexo en Nueva York" con su sonrisa, su belleza y unos pechos que Carry Bradshaw no sabría cómo gestionar en su bien surtido guardarropa? La actriz estadounidense dio un cambio brusco poco tiempo después tras perder cerca de 40 kilos. Y así sigue.

Por tanto, queda preguntarse cuánto aguantará Kim Kardashian y si el próximo paso que dé será el de contar en su reality cómo adelgazar y poner a raya su trasero. Aunque éste sea su marca personal y tenga mucho que ver en su éxito. Ella ha hecho del defecto que muchos creen virtud. Al igual que Carmen Martínez-Bordiú. La nieta de Franco cobrará por lo visto por prestar su cuerpo como modelo de tallas grandes, al igual que hizo la diseñadora Vicky Martín Berrocal. ¿Complejos? Ninguno. Si no, que se lo digan a Belén Esteban, que tras una dura rehabilitación por sus adicciones volvió a reinar en el cruel y exigente mundo del cuore televisivo con sobrepeso. Ella, orgullosa de demostrar así que está sana como una manzana. ¿Resistirán?