Las galaxias como nuestra Vía Láctea se sometieron a un "baby boom" estelar produciendo estrellas a una velocidad prodigiosa, cerca de 30 veces más rápido que el actual.

El frenesí de partos estelares en la Vía Láctea alcanzó su punto máximo hace 10.000 millones de años, pero nuestro sol llegó tarde a la fiesta, ya que no se formó hasta hace unos 5.000 millones de años. En ese momento la tasa de formación de estrellas en nuestra galaxia había llegado a un goteo.

Pero la tardía aparición del sol en realidad puede haber fomentado el crecimiento de los planetas de nuestro sistema solar. Los elementos más pesados que el hidrógeno y el helio fueron más abundantes después del auge de formación de estrellas, a medida que las estrellas más masivas terminaron su vida de forma temprana y enriquecieron la galaxia con el material que sirvió de componentes básicos para la formación de los planetas e incluso la vida en la Tierra.

Los astrónomos no tienen imágenes de los años de formación de nuestra Vía Láctea para trazar la historia de crecimiento estelar, por lo que estudiaron galaxias similares en masa a nuestra Vía Láctea, que se encuentran en las profundidades del universo. Los investigadores reunieron un álbum de imágenes que contiene cerca de 2.000 instantáneas de galaxias como la nuestra.

El nuevo censo ofrece el panorama más completo hasta ahora de cómo las galaxias como la Vía Láctea crecieron en los últimos 10.000 millones años hasta convertirse en las majestuosas galaxias espirales de hoy.