"Hay momentos para la lucha y momentos para el arte". La frase la pronuncia Kirk Douglas, desvestido de esclavo romano, en un instante de "Espartaco", pero incluso podría haber salido, en un lapsus de ofuscación, de la boca de Carmen Polo, la esposa de Francisco Franco por cuya intercesión indirecta fue posible rodar en España, en Guadalajara y Alcalá de Henares, algunas secuencias de la cinta de Stanley Kubrick. Algo así cuenta Douglas, protagonista y productor, en el libro "¡Yo soy Espartaco!", que en septiembre se edita en España. De acuerdo con su relato, eso sí, y aquí acaba el romanticismo, la decisión franquista de optar por el arte renunciando a la lucha y de autorizar la grabación de la película exigió el estímulo nada poético del dinero.

El régimen, cuenta el nonagenario actor, exigió un pago "en efectivo a la organización benéfica de la esposa de Franco" como condición para reanudar un rodaje que "el generalísimo fascista" había ordenado cancelar cuando el equipo ya estaba en Madrid. El dictador se negaba a permitir la participación de soldados españoles como figurantes, pero cedió tras "unas negociaciones frenéticas" y la petición de aquella "donación". La otra condición era que ningún soldado español "muriera en la película. No es que le preocupara mucho su seguridad", apostilla Douglas, "simplemente no quería que hiciéramos que pareciera como si murieran. Orgullo español".

Fue así, en cualquier caso, cómo los intrincados caminos de la historia convirtieron a Polo y al régimen franquista en colaboradores necesarios del "peplum" que es hito y emblema de la lucha de Hollywood contra la persecución anticomunista del senador McCarthy. De hecho, Douglas consiguió, no sin esfuerzo, que el guionista, Dalton Trumbo, señalado por la "caza de brujas", apareciera con su nombre real en los títulos de crédito después de años de forzadas ocultaciones bajo seudónimo.

Espartaco muere crucificado al final de la película, pero de algún modo, paradójicamente, la difusión de su historia de rebeldía había sido salvada ya por un dictador y su esposa.