Esteban Mercer, Palma

Tras muchos meses desaparecida por una molesta enfermedad que la ha obligado a retirarse de la vida pública, la maniquí italiana que enamoró a Armani reaparece en sociedad más bella e impactante que nunca con su pelo de color glicina. Hoy manda una nueva Antonia Dell'Atte, aunque sigue siendo la misma, la modelo elegante, indómita, mundana y la mamma italiana que conquistó la prensa del corazón tras un escándalo sentimental a la altura de una mujer como ella, mezcla de la Loren y Silvana Mangano.

-¡Vaya cambio de imagen! ¿Por qué ese cambio tan radical?

-Es el pelo natural de Antonia. A partir de los cincuenta hay gente a la que el cabello le crece blanco, pues a mí me crece violeta. Qué le vamos a hacer?. He pasado una época en la que he estado un poquito pachucha, no me podía hacer nada en la cara, tenía un problema en los ojos provocado por la medicación y pensé, por la vanidad de la mujer y por divertirme un poco, en qué podía hacerme que me devolviera la alegría después de la desgracia, reírme de ella en definitiva y decidí, que siendo italiana debía hacer algo extravagante, como Lucía Bosé, que se lo puso azul . Yo voy de un color entre rosa y glicinia precioso. Son los colores que me dan serenidad.

-Usted corre peligro de convertirse en la mujer rosa. Lucía Bosé lleva muchos años siendo la mujer azul y no parece que vaya a cambiar?

-Claro, ella lleva el azul Picasso que todo el mundo sabe fue muy importante en su vida. Yo llevo el color glicinia del surrealismo abstracto de Kline y la aureola de la Madonna, de la Virgen. Soy, parezco, Santa Antonia. ¡Me encanta!

-¿Su hijo Clemente continua con su afición a la vela?

-Quizás el año que viene participe en la Copa del Rey de vela, si encuentra patrocinador.

-Cómo ve Mallorca, cambiada?

-La veo una isla guapa, elegante, la veo marchosa. Ha cambiado mejorando. Yo sé que todo el mundo quiere que la Familia Real se deje ver como antes lo hacía y pienso que lo harán, que ahora es un período de tranquilidad que necesitan para volver después a la normalidad y a ser la alegría de esta isla maravillosa. El príncipe Felipe ha hecho muy bien regresando a la isla y lo hará muy bien participando en las regatas.

-El rey Felipe...

-Sí, sí, es verdad, costará un poco acostumbrarse. A todos nos cuesta porque, claro, don Juan Carlos fue un gran rey durante muchos años.

-¿Dígame qué le ha parecido el cambio, la transición de un rey a otro?

-Creo que Felipe va a ser un rey muy parecido a su padre aunque quizás introduzca algún cambio drástico en algunas cosas que lo necesitan. Pero creo que básicamente será lo mismo y eso es bueno. De tal palo tal astilla.

-Son familia muy directa de su hijo Clemente. ¿Qué sintió el día de la proclamación?

-Estaba en Italia. Lo vi en televisión y me pareció todo fantástico pero le voy a decir una cosa que no he dicho hasta ahora. Yo no tenía por qué ser invitada pero creo que Clemente sí debería haber estado en el Palacio Real ese día. Clemente está en una edad en la que pasa un poco de esas cosas pero después pensó que quizás debería haber llamado para felicitar al nuevo rey porque siempre han tenido muy buena relación. En fin, son cosas que pasan, lo importante es que cada uno disfrute de su vida y que se tengan un respeto mutuo y ya está.

-De repente Clemente se ha hecho mayor? ¿Qué siente cuando lo ve haciendo su vida, con su padre?

-Estoy orgullosa de que la gente nos tenga respeto, eso lo noto. Él tiene su vida y está fuera de todo lo negativo, si es que lo hay. Repito, creo que debería haber ido a la proclamación de su tío como rey, pero mire, pienso que tampoco hay que estar presente siempre, a la vista siempre. Él tiene y tendrá una relación con la familia en privado. Una relación de gran respeto por la Familia Real española porque para mí lo han hecho bien en todos los sentidos.

-¿En todo?

-Ha habido algunas cosas que no han estado bien pero no creo que nada de esto vaya a afectar a la larga al nuevo rey. De todas formas cada uno debe pagar por los errores que ha cometido. El nuevo rey no tiene la culpa de lo que hayan podido hacer otros. Viva Felipe VI y viva Letizia.

-¿Qué le parece la reina Letizia?

-Fantástica, pero cambiemos de tema. No quiero seguir hablando de la Familia Real.

-La recuerdo a usted muy cerca de José Luis de Villalonga. ¿Qué recuerda de esos años de glamour, verano y risas?

-José Luis y Silyane cuando llegué a España se portaron muy bien. Cuando pasó lo que pasó con Alessandro me apoyaron mucho. Me sentía admirada, me respetaba, y siempre que podía me ponía por las nubes. Era controvertido, mucho, pero un señor. Que descanse en paz. Me da pena que sus últimos años fueran tan dolorosos.

-Decía de usted que era la verdadera aristócrata, mucho más que su marido, Alessandro Lecquio.

-Él decía cosas maravillosas. Decía que yo era un pájaro heráldico, un águila imperial a la que quería ver cuando envejeciera con el pelo blanco. Lástima que no me vaya a ver aunque quizás desde algún lugar me esté viendo con el pelo rosa, preparándome para a los ochenta años dejármelo blanco.