Otro planeta azul, de un color similar al de la Tierra, orbita en una lejana estrella a 63 años luz de nuestro sol. Un equipo de astrofísicos ha logrado conocer por vez primera el color de un planeta que está fuera de nuestro sistema solar y la sorpresa ha sido comprobar que su apariencia es similar a la del nuestro. ¿Se trata de un planeta gemelo que puede albergar vida? No. Ese otro «planeta azul» de color cobalto es en realidad un gigantesco infierno de gas.

Los astrónomos no habían conseguido hasta ahora determinar cuál era la apariencia externa de algún exoplaneta. Gracias al telescopio espacial «Hubble» y al uso de su espectrógrafo han podido concluir el color de HD189733b, un planeta conocido desde hace tiempo. Pero su aspecto azulado se debe a razones físicas diferentes de las que dan a la Tierra su singular y hermoso aspecto.

El planeta HD189733b es en realidad un gigante gaseoso parecido a Júpiter y que orbita muy próximo a su estrella. Aunque su sol es más pequeño que el nuestro y más frío, la atmósfera de ese otro planeta azul alcanza temperaturas de 1.000 grados Celsius y soporta vientos de hasta 7.000 kilómetros por hora. Los científicos conocían ya los violentos fenómenos que acoge. En 2012, comprobaron que parte de su atmósfera se escapaba en ocasionales turbulencias.

Para evaluar su color, los científicos decidieron medir la luz reflejada por el planeta, una propiedad que se conoce como «albedo». La órbita de HD189733b es tal que podemos observar cómo pasa por delante de su estrella para luego ocultarse tras ella a medida que prosigue su trayectoria. Así, los astrónomos midieron la luz que procedía del sistema antes de que el planeta pasase por detrás de su sol, otra vez mientras transitaba tras éste y de nuevo cuando reaparecía en el otro extremo.

El análisis del espectro luminoso (todo el rango de colores) les permitió comprobar que el color azul caía de forma llamativa cuando el planeta se encontraba tras la estrella. «Gracias a este dato podemos inferir que el planeta es azul, porque la señal del resto de colores permaneció constante en todas las mediciones», indicó Tom Evans, de la Universidad de Oxford. «La medida de su color permite que por primera vez imaginemos cómo será ese planeta si lo observásemos directamente», explicó Frédéric Pont, de la Universidad de Exeter.

Los investigadores creen que el color azulado de HD189733b proviene de la composición de su atmósfera, con gran cantidad de partículas de silicato que dispersan la luz azul. En cambio, el color que ofrece la Tierra desde el exterior proviene de la luz reflejada por los océanos, que absorben principalmente la luz verde y anaranjada y reflejan más los tonos azules.

Además, reflejan el azul del cielo que observamos desde la superficie y que se debe a un fenómeno conocido como «dispersión de Rayleigh». Aunque HD189733b ofrece ese tono que recuerda a nuestro hogar, en realidad es un mundo infernal gigantesco e inhabitable.