La nueva sensación de las playas de Nueva Zelanda es un lechón de dos meses. Desde las tres semanas su dueño le monta en su tabla. Y aunque él asegura que le encanta, no queda muy claro.

Mantenerse a flote no es su única habilidad. Lógicamente, para salir a flote, también sabe nadar. Aunque lo que parece que mejor se le da es dejarse mimar en la playa. Hasta que su tamaño lo permita, seguirán sobre la tabla. Quizá en ese tiempo el animal piense que el que no es humano es su dueño