Estrecho colaborador de Felipe González, José María Maravall (Madrid, 1942) estuvo durante años en primera línea política y fue miembro de la ejecutiva del PSOE. Publica ahora «Las promesas políticas» (Galaxia Gutenberg), una reflexión sobre la imagen de los partidos políticos.

-Los ciudadanos deben estar bien informados para poder elegir a los buenos gobernantes, dice, ¿lo estaban los italianos?

-Es difícil pensar eso cuando Berlusconi es el propietario de la mayoría de los medios de comunicación y es el hombre más rico de Italia. No compite en igualdad de condiciones, tiene muchísimos medios para manipular la opinión de millones de ciudadanos. No creo que los italianos hayan tenido buena información.

-¿El fenómeno Beppo Grillo?

-No es solo de Italia, están surgiendo movimientos de protesta en muchísimos países. Tampoco es un fenómeno nuevo, en Francia hubo el payaso Coluche. La política italiana ha dado muchísimas razones para el malestar, lo cual debería hacer reflexionar a la izquierda italiana, que no está a la altura de las circunstancias y no tiene nada que ver con la izquierda de antes. Son movimientos de protesta que funcionan a través de redes y que no solo han canalizado la protesta contra Berlusconi y su imperio mediático, sino también contra la impotencia de la izquierda.

-¿Podría darse en España un escenario electoral así?

-No hay muchas semejanzas. No hay ningún elemento excepcional como el que representó Monti, la fragmentación de la izquierda en España tiene características muy distintas y no vivió un período tan convulso como el de Prodi... España e Italia son sociedades más desiguales que las del Norte de Europa, donde la desconfianza en las instituciones está bastante extendida, sobre todo en los partidos, eso explica el fenómeno Grillo. En Dinamarca, Suecia o Finlandia, la confianza en los partidos políticos es más de tres veces superior a la de Italia.

-¿El «caso Bárcenas» para el PP es más que Filesa para el PSOE?

-Es otra dimensión: el océano frente a un lavabo. El PSOE lo pagó electoral y políticamente con cambios de gobierno y la salida de los implicados. En este caso, todavía no hay responsabilidades políticas. Es muy importante que los ciudadanos ejerzan su voto para castigar a los que incurren en prácticas incompatibles con una vida democrática transparente. La oposición es fundamental, pero tanto o más tener medios de comunicación independientes y un poder judicial con jueces que investiguen los casos hasta el final y exijan responsabilidades, sean quien sean los responsables. Sin medios de comunicación no sabríamos nada, estaríamos perdidos. Si esta fuera la Italia de Berlusconi casi todo estaría oculto.

-Los votantes castigan a los gobernantes que incumplen sus promesas, pero no siempre ocurre, ¿de qué depende?

-De que estén informados. Y de que los políticos puedan justificar su cambio. Cuando Bush padre dijo «lean mis labios: no voy a subir los impuestos», y no dio explicaciones, fue castigado y perdió.

-«No he cumplido mis promesas pero he cumplido con mi deber», ha dicho Rajoy.

-Es difícil creerlo cuando cumplir con su deber parece que consiste en haber aumentado el paro en un millón de personas o en haber aumentado las desigualdades. Si ese es el deber, francamente...

-¿Ve al PSOE en caída libre?

-En absoluto. Hay que enfocar más al gobierno y no tanto a la oposición, y ver si merece que se renueve la confianza en él o no. No está en su mejor momento pero espero que vaya recuperando fuerzas después de un período que sin duda es el de mayor debilitamiento.

-¿La opacidad y falta de democracia de los partidos obliga a reformas como la ley electoral o la de financiación?

-Es un problema permanente en todas las democracias y siempre hay que hacer reformas porque los ciudadanos merecen conocer cómo son los partidos por dentro, incluso cómo se financian.

-Depende del PP y del PSOE y ni siquiera llegaron a un pacto anticorrupción.

-Es difícil llegar a un pacto anticorrupción cuando el PP no quiere que se aplique al caso Bárcenas. Es marear la perdiz. Los ciudadanos deben movilizarse y forzar a los partidos a un acuerdo que incluya los casos de hoy. Sería bueno que al votar castiguen a los corruptos porque si es difícil de explicar el retorno de Berlusconi, ejemplo de corrupción, es igualmente difícil de explicar la supervivencia durante tanto tiempo de personas como el señor Camps.

-¿Qué opina de movimientos como el 15-M?

-Sentiría que se debilitaran y sería frustrante que los partidos de izquierda no establecieran canales permanentes de comunicación y asimilasen sus reivindicaciones.

-¿Cómo?

-Debatiendo con ellos en todas partes.