El Niño Jesús ya tiene otra vez un techo sobre su cabeza. La figura, «secuestrada» el pasado domingo del belén de la plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, por un grupo de acción contra los desahucios, fue «liberada» durante la madrugada de ayer y hallada a primera hora de la mañana en un cajero de la capital gallega.

Antes del mediodía ya estaba de vuelta en el belén instalado frente a la catedral compostelana, tal como habían prometido sus «captores», el colectivo Fartas (Fomos Armala Raptando Temporalmente Ao Susiño; o, en castellano: «Fuimos a armarla raptando temporalmente a Jesusito»).

Dos activistas de este grupo explicaron en un vídeo difundido ayer -el segundo que hacen público desde el martes- que el Niño Jesús pasó la noche en un cajero, «como tantos otros ciudadanos anónimos», y advirtieron de que esta acción «no es el fin de nada», sino «un paso más en la historia de lucha colectiva y popular que soñará lo imposible».

En el vídeo, hecho público a través de Youtube, Fartas aprovecha para hacer crítica de una sociedad «sin valores» y construida «contra la mayoría social». Dos voces se alternan en el discurso. La primera es la de la denuncia; la segunda, la de la advertencia: «Pronto el conjunto de la población despertará» y demandará «otra sociedad radicalmente igualitaria». «Las personas no os importan. Vivimos en una sociedad en la que sólo os interesa la mercancía. Os importan los euros, el poder, la banca», continúa la primera voz, que, sobre un fondo de imágenes de un centro comercial de Santiago, anuncia que la figura del Niño Jesús será devuelta a su casa, mientras que «miles de familias» seguirán sin solución a las consecuencias de la crisis, «construida como estafa por la banca y sus políticos adjuntos».

En el primer vídeo, difundido el martes, el colectivo Fartas había dejado meridianamente claro el sentido del «secuestro»: «Dejamos incompleto el belén del Obradoiro porque esta Navidad para muchas familias también será incompleta: sin casa, sin trabajo, sin dinero y sin políticos que las representen».

El alcalde de Santiago, Ángel Currás, se declaró satisfecho de que la figura haya sido devuelta. «Yo comparto esa preocupación por los desahucios, por la crisis que golpea seriamente a las familias», dijo Currás, del PPdG.

Pero añadió que hubiera preferido «que el niño no se hubiese movido» de la plaza del Obradoiro. Con todo, restó importancia a lo ocurrido, que describió como «una anécdota». Eso sí, para denunciar una situación que «tiene su gravedad», en referencia al drama de los desahucios.