El zamorano Segundo Cabrero parece un personaje sacado de una novela histórica de Ken Follet. Visita las iglesias, las graba, las mide, traza los planos y las reproduce en cartón para componer miniaturas en tierra cocida a una escala perfecta. Este veterano aficionado parece haber heredado las artes constructivas de un maestro albañil del medievo aunque habita en el siglo xxi. Durante este largo fin de semana, cientos de personas han desfilado con sorpresa ante las numerosas reproducciones del románico de Castilla y León expuestas en la bienal de Arte y Patrimonio de la Feria de Valladolid. La primera sorprendida, la reina doña Sofía.

Y eso que las piezas que el zamorano ha seleccionado para AR&PA son solo una pequeña muestra de las 115 iglesias que ha recreado con sus manos. Solo el románico de Castilla y León y «solo el auténtico románico». A Segundo Cabrero le fascinan los templos que «han sido poco transformados» y, sobre todo, «su esencia». Algunos hallaron la llamada divina al entrar en uno de los esbeltos e iluminados edificios góticos, pero él prefiere las bóvedas de piedra, la luz tenue y los ornamentos tallados en arenisca que visten arquivoltas y capiteles.

Tal fue su admiración que se propuso recrear, a escala, el extenso patrimonio románico de la región. Los cursos a los que asistió hace más de dos décadas en Tordesillas lo invitaron a ser él mismo el maestro constructor, porque el proceso de estas miniaturas es toda una ingeniería. Antes de tocar el barro, Segundo toma medidas, traza los planos y hace las maquetas que servirán de guía. «La principal dificultad es que apenas hay documentación de estos templos», asume el zamorano, que tiene que ser él mismo quien los reproduzca. Cuando se trata de edificios pequeños, Cabrero utiliza la escala 1/100, pero si es un gran templo como la misma Catedral «tengo que hacerla más pequeña, en una escala de 1/150, por ejemplo».

Del patrimonio medieval de Castilla y León, este aficionado ha recreado más de un centenar de monumentos, pero «todavía me quedan muchos por hacer». Caso distinto es el de Zamora, donde Cabrero ha dado una nueva vida en miniatura al conjunto monumental de la provincia.

En una lista de preferencias, sitúa la Catedral en todo lo alto «por su cimborrio» y Santiago el Viejo «por ser de las más antiguas» aunque «son todas bonitas». Este peculiar arte aún no ha encontrado heredero, aunque Segundo reconoce que a sus hijas «les encantan» las miniaturas. También a los cientos de visitantes de AR&PA que se han paseado ante este particular legado artístico.