Pedro Cavadas se presentó en marzo del año pasado en Oviedo en una seria reunión científica ataviado con un forro polar, un pantalón tipo militar y unas botas de treking, como recién llegado de un paseo mañanero por las laderas del Naranco. Su imagen pública está asociada a estampados de camuflaje, prendas de montaña o de estilo militar y, cuando el calor aprieta, pintorescas camisas africanas. Como complemento, pulseras y brazaletes étnicos.

Pedro Cavadas (Valencia, 1965) exhibe una vestimenta tan poco usual como su biografía. Con el apoyo de dos hermanos arquitectos, ha puesto en marcha y sostiene la Fundación Cavadas, que desarrolla campañas médicas en África, donde opera anomalías y malformaciones varias. En sus viajes a esos países adquiere algunas de las prendas con las que luego sorprende en sus comparecencias públicas, como la camisa bordada que llevaba en la rueda de prensa de ayer.

El doctor Cavadas respondía a los patrones habituales en la profesión, pero a consecuencia de la muerte de uno de sus hermanos en accidente de tráfico en 2001 hizo balance, vendió su coche deportivo y dio un giro a determinados aspectos de su vida, de su trabajo y de su indumentaria. Desde entonces, por ejemplo, se niega a practicar cirugías estéticas; sólo trabaja en cirugía reconstructiva.