Barcelona.- El mismo Woody Allen que hace cinco meses paseaba cámara en mano por las calles de Barcelona para el rodaje de su última película, encandiló la noche del martes al público de la ciudad en el Liceo en un concierto acompañado por su New Orleans Jazz Band. Ese mismo Woody Allen de las inconfundibles gafas de pasta negra, blandía en esta ocasión su no menos característico clarinete, con el que hizo las delicias de las casi 2.000 personas que llenaron el coliseo operístico barcelonés.

Acompañado por su New Orleans Jazz Band, Allen salió al escenario sobre las 20.00 horas vestido sobriamente con pantalones claros y un jersey negro que se ha quitado tras el primer tema, para quedarse en mangas de camisa.

En la primera canción del concierto, Allen, que tocaba en el centro del escenario, era el único músico iluminado, de modo que sus compañeros aparecían casi en blanco y negro. Tras la segunda canción, en la que todos los músicos, ya bajo la luz de los focos, tocaron un solo a modo de presentación, el cineasta se dirigió al público para felicitar el Año Nuevo, pidió a los asistentes que se relajaran y añadió, entre las risas del público: «voy a intentar durante el tiempo que dure el concierto tocar lo mejor que pueda». Durante todo el concierto, Allen siguió la melodía con nerviosos movimientos de su pierna izquierda. Como en anteriores actuaciones de Allen y su banda, el público conectó rápidamente con los músicos.