Alicante.- Antonio Banderas rueda estos días en los estudios de la Ciudad de la Luz de Alicante su segunda película como director, "El camino de los ingleses", donde explora el paso de la adolescencia a la madurez de un grupo de jóvenes que interactúan con otros personajes que, a su vez, experimentan cambios en su vida adulta.

Banderas, que ha rodado durante dos meses en exteriores de Málaga, lleva un par de semanas dirigiendo su película en el complejo de la Ciudad de la Luz, donde ayer recibió la visita del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, a quien agradeció, «en nombre de todo el cine español», haber tomado la iniciativa de construir «un lugar de trabajo como éste».

Su segunda película como director cuenta la historia de un joven de 18 años con una enfermedad renal que descubre la "Divina Comedia" de Dante y empieza a abrigar la esperanza de convertirse en un poeta.

Todo esto sucede en el verano de 1978, en el que, junto a otros amigos, el joven da el paso de la adolescencia a la edad adulta, sintiendo «el vértigo del camino de los ingleses», explicó el director.

Banderas indicó que el tiempo en que se sitúa la película «no es obvio», puesto que «saca a los personajes» del momento en que transcurre y «no se habla de política ni de los tópicos de los años 70», sino que los personajes «están envueltos en una burbuja donde viven problemas mucho más intemporales».

El filme, afirmó, es «muy ecléctico, navega por personajes que atraviesan los últimos momentos de la adolescencia pero, además, hay otros que aportan otras visiones y contrastan con éstos, como los que interpretan Juan Diego o Victoria Abril».

Además, añadió, «también reflexiona sobre la muerte, y no sólo sobre la física sino sobre la muerte de una etapa», algo que se ve tanto en los chicos como en el personaje que interpreta Victoria Abril.

El actor y director malagueño explicó que en esta película «nos estamos mojando mucho en términos visuales y de narrativa, pero ahí está la cuestión. No quería hacer una película que fuera demasiado académica y que fuera por las reglas normales del cine».

Por último, dijo no sentir «miedo» por este nuevo reto de la dirección porque «es algo que no sirve para nada y no tengo tiempo de sentirlo. Lo que tengo es que pensar cómo realizar el trabajo y cómo no perderle el pulso a la película».