Los aires de igualdad y el buen tiempo llegaron con el verde de la Esperanza en Zamora

Primeras mujeres que desfilan con caperuz en la procesión, gracias a la banda

Las 351 estrellas de hilo de oro brillaron con esplendor en el manto de la Virgen de la Esperanza este jueves.

Con ella, llegó el sol a Zamora. Y con buen tiempo se dio un paso más en la igualdad en la Semana Santa de la ciudad, con la integración de las primeras mujeres en la banda de cornetas y tambores que abrió el desfile, vestidas con túnica y caperuz.

Había muchas ganas de volver a ver a la Virgen con su manto en verde y oro por las calles de la ciudad. Si el año 2024 fue el de la cruz para la Cofradía de la Virgen de la Esperanza por la suspensión del desfile por la lluvia, este 2025 ha sido el de la cara, con una procesión que mostró todo su esplendor, trajo el sol a Zamora y dejó estampas para quedar grabadas en la retina y en el corazón.

1 | ALBA PRIETO

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Algunas inéditas, como el paso por el Puente de Piedra con su pretil pétreo recuperado tras su remodelación, y otras ya clásicas, como la subida por Balborraz con la Virgen de la Esperanza bailando al compás de la música de la banda del Maestro Nacor Blanco o el acto final con el canto de la Salve en la plaza de la Catedral.

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El desfile de este año fue también el de dar un paso más hacia una integración real de la mujer, ya que la banda de cornetas y tambores que abre la procesión contó por primera vez con cuatro féminas que encarnan también el relevo generacional, ya que tienen edades comprendidas entre los siete y los diecisiete años.

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Algunas al tambor y otras a la corneta, Zoe Alonso, Eva Prieto, Celia Pérez y Lara Rey mostraron su buen hacer y dejaron patente que los ensayos que realizan desde octubre dan sus frutos.

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También hicieron historia, casi sin quererlo, al ser las primeras mujeres que desfilan con la Esperanza con el traje procesional reservado hasta ahora solo a los hombres, de túnica y caperuz de raso blanco y capa y faja de raso verde. De esa forma, el capirote llega también a las mujeres en esta procesión como igualmente pueden llevarlo desde hace años en Nuestra Madre, por ejemplo.

Tras la cuarentena de integrantes de la banda de cornetas y tambores, en el desfile de la mañana del Jueves Santo en Zamora el Barandales precedió a las largas filas de mujeres, de tres en tres, con el atuendo de luto: mantilla, peineta, el abrigo reglamentario de la cofradía, medias negras y zapato negro de tacón o manoletinas.

Y tras ellas los hombres, con el verde en su traje, y el privilegio de escoltar a la Virgen la Esperanza, delante de la cual iban las mayordomas de este año.

La talla del cántabro Víctor de los Ríos, con su manto verde con 351 estrellas bordadas en hilo de oro, permitió lucirse a los cargadores en algunos de los lugares más emblemáticos del itinerario procesional. Especialmente en la subida de Balborraz, que realizaron del tirón y con un baile de maestría, siempre alentados por los acordes de la banda zamorana de Nacor Blanco.

El público que se congregó en esta emblemática calle que conecta el río con la Plaza Mayor sabe bien el esfuerzo que requiere la subida para quienes llevan a hombros a la madre de Jesús y por ello no les importa esperar más de dos horas para ver ese momento que seguramente es uno de los más fotografiados de todo el recorrido de la Esperanza en su ruta entre el convento de las Dominicas Dueñas de Cabañales y la Catedral de Zamora.

La subida por Balborraz y el paso por el Puente de Piedra tras su remodelación dejaron las mejores estampas del desfile

Emotivo fue también el paso por la Plaza Mayor, Ramos Carrión, Viriato y las rúas, hasta llegar a la plaza de la Catedral y, tras tres horas y media de procesión, entonar al unísono el canto de la Salve. Voces femeninas bajo el sol y la agradable temperatura junto al templo mayor zamorano. Nada que ver con el canto bajo la lluvia del pasado año. Este año sí hubo Esperanza.

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