Entrevista | José María Macías Magistrado del Tribunal Constitucional y cofrade de la Tercera Caída
"Un juez tiene un severo problema si se cree un dios"
El magistrado del Tribunal Constitucional y cofrade de la Tercera Caída destaca la espiritualidad de la Semana Santa zamorana

Jose Maria Macías, magistrado del Tribunal Constitucional, junto al paso de Jesús en su Tercera Caída. / Miguel Ángel Lorenzo
José María Macías llegó en julio pasado al Tribunal Constitucional, cargo que no le ha impedido cumplir y desfilar en la tarde de hoy con la Tercera Caída, su hermandad. ¿Cómo se nace esa relación con la Semana Santa zamorana?
Te vinculas a los lugares por las personas, cuando estuve destinado en el Juzgado de lo Penal de un pueblo de Barcelona conocía a la teniente fiscal que tenéis en la Audiencia de Zamora, a Ángela Pérez, el vínculo con ella y su marido se convirtió en familiar y llevo visitando Zamora 30 años. Estoy en la Hermandad de la Tercera Caída desde hace una docena de años.
¿Por qué eligió esta cofradía en concreto?
Al margen de ese punto en concreto que rememora la Tercera Caída de la Pasión de Jesús, la espiritualidad de pertenecer a la cofradía, tiene la particularidad de que está vinculada al estamento militar en su origen, se funda en 1942 por supervivientes de la Guerra Civil , y yo, al margen de que sea magistrado, haya sido abogado y profesor universitario, comparto con la Hermandad ese vínculo como oficial de la reserva voluntaria de las Fuerzas Armadas, dedico una pequeña parte de mi vida al servicio público.
¿Hay una devoción religiosa detrás o una visión más de cultura popular, como reivindica una parte de las personas que siguen la Semana Santa en Zamora ?
Creo que se equivoca quien no reconoce el vínculo cristiano, que existe en la conformación de Europa que no tiene por qué manifestarse necesariamente en una devoción religiosa. En mi caso, me califico como creyente, otra cosa es que si me preguntas si voy a misa cada día, te diga que no, pero no por eso soy menos creyente.
¿Cual de los pasos de la Tercera Caída es el que más le gusta?
Los cinco pasos tienen una implicación emotiva, pero el de la Tercera Caída de Quintín de la Torre es muy emocionante; La Despedida también lo es.
"Procesionar junto a la Tercera Caída es un momento de reflexión, expiación, de pensar en lo que has hecho bien y lo que has hecho mal durante el año y en la posibilidad de cambiar"
¿Qué eriza la piel a un cofrade, cómo se puede describir ese sentimiento?
Es un momento de soledad contigo mismo, de expiación, de pensar en lo que hayas hecho bien y lo que has hecho mal durante el año y en la posibilidad, para los que creemos que existe una divinidad, de que se nos perdonará por aquello que no hacemos correctamente. Es el momento de no volver a caer en esos fallos.
¿La contrición?
Sí, y el propósito de enmienda que, al final, acaba siendo lo más importante, aunque uno no lo consiga enmendarse de todo al final. Quizás durante el resto del año ni te das cuenta de que lo estás perdiendo.
¿Siendo juez, tiene uno un camino más recto en la vida?
Sí, yo creo que sí, está muy relacionado, sobre todo, porque la función judicial, en el ámbito penal especialmente, estás mucho más cerca de lo que bueno y malo tiene el ser humano, de lo que, a veces, podrido tiene el alma lamentablemente y te hace pensar en que no quieres seguir determinadas conductas de ninguna manera, tratas de evitarlas. Luego, la vida me llevó por otro sitio y terminé en el Contencioso Administrativo, donde el alma juega papel mucho más pequeño.
Tiene un mayor papel la cartera, ¿no?
No diré que la cartera y el alma no estén relacionadas porque el ciudadano acaba padeciendo las consecuencias de que una empresa tenga problemas porque no está siendo adecuadamente tratada por la Administración o una administración sigue unas políticas inadecuadas para motivar que las empresas se instalen o localicen en un determinado territorio. Ahora, hay una exigencia al legislador de legislar bajo el canon de la buena regulación para evitar ese perjuicio.
Como juez imparte justicia en lo humano, Dios lo hace en lo espiritual, ¿se sienten un poco dioses cuando están en el estrado?
Sí, hay que tener mucho cuidado porque cuando estás en el estrado puedes llegar a creer que lo eres, pero bajo ningún concepto lo eres. Has de entender como juez que tú también respondes ante otros, llegar a pensar que uno no responde más que ante Dios y la Historia puede acabar siendo un severo problema y, cuanto más alto subes, más problemático es porque existen menos posibilidades de que te controlen. Un sistema en el que haya alguien absolutamente incontrolado no es bueno.
¿Hay un poco de vanidad, de endiosamiento en el juez por esa capacidad de determinar quién es inocente o culpable?
Puede suceder, era una broma que le gastaba a los candidatos cuando era vocal del Consejo General del Poder Judicial, les decía, ¿sabes dónde te metes?, ¿sabes que los despachos allí son muy pequeños?, precisamente, porque cuando un magistrado entra en el Supremo, su ego ha empezado a hacerlo media hora antes que su cuerpo. Es un lugar muy complicado de gestionar, donde una persona con un ego desmesurado puede llegar a perjudicar el correcto funcionamiento de una sala, donde interesa que haya capacidad de entenderse los unos a los otros, de dialogar, llegar a acuerdos, a eso se llama deliberar.
Se duda de que los jueces puedan dejar a un lado la ideología, en su caso, desde la perspectiva cristiana, y apliquen las leyes.
El sentido de la justicia resulta de incorporar todos los factores diferenciales de muchas personas, el punto de encuentro entre ellos es lo que acaba siendo justo, que es muy diferente en cada momento, según el momento social en el que tiene que ser aplicada, como dice el Código Civil. Cuidado, porque esto no se entiende bien a veces y hay jueces que lo que hacen es inventarse la norma.
"La aplicación de la Ley debe hacerse teniendo en cuanta las circunstancias de cada momento social, lo contrario no es justo. Hay jueces que acaban por inventarse la norma"
¿Alguna vez se ha encomendado a Dios para poner una sentencia?
Yo no lo he hecho nunca porque soy un amante de los conceptos jurídicos, de la claridad en al expresión y de entender correctamente la norma y aplicársela a todo el mundo por igual. No hay mayor injusticia que tratar de manera desigual a los iguales, también es injusto tratar de manera igual a los desiguales porque acaba generando situaciones que no eran las queridas por quien hizo la norma. Yo he entendido siempre que cuanto más te apegas a la norma, mejor tratas al ciudadano al que se la aplicas.
Volviendo a la Semana Santa, ¿qué diferencia hay entre la zamorana y la que vive en Málaga, es tan pasional como la andaluza?
Sí, sí, es tremendamente pasional. Si de lo que hablamos es de espiritualidad, no dudo de que es la misma en todas las ciudades de España, otra cosa es que se exprese de manera diferente porque el carácter de las personas es diferente. Las escenografías son muy diferentes, en Málaga los pasos son enormes y eso provoca que los hombres de trono, como se llama a los cargadores, sean muchísimos y que los varales salgan por fuera de los tronos. Aquí, los pasos son más pequeños pero no por eso dejan de ser espectaculares como obras de arte.
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