Bercianos, tierra de penitentes

Los cofrades de túnicas blancas de lino y capas pardas alistanas acompañan a Cristo en su último viaje en una procesión multitudinaria

Procesión del Viernes Santo en Bercianos

Procesión del Viernes Santo en Bercianos / JOSE LUIS FERNANDEZ

Bercianos de Aliste regresaba a su místico e histórico pasado para rememorar la Pasión y Muerte de Jesús de Nazareth en su esencia más pura, esa que ha pasado de padres a hijos, de abuelos a nietos y que, visto lo visto, las nuevas generaciones, están dispuestas a preservar involucrándose de lleno.

Atrás quedó la travesía del desierto de miedos y crisis sanitaria. Este año Viernes Santo si volvía a ser un Viernes Santos como los de antes y muchos foráneos acudieron a Bercianos. Los Santos Oficios tuvieron este año un tinte especial pues, por primera vez, estuvieron oficiados por el obispo de Zamora Fernando Valera, algo que agradecieron los hombres y las mujeres como parte viva de la cofradía del Santo Entierro. Allí estuvieron todos los cofrades con su Capas Pardas Alistanas de Honras y Respeto.

Nunca un prelado acudió a la Pasión de Cristo durante la pertenencia de la Vicaría de Aliste al Arzobispado de Compostela (desde el siglo XIII hasta 1888), algo por otro lado normal dados los medios de transporte de aquella época y la lejanía de Santiago. Fernando Valera Sánchez es un hombre de palabra. Lo prometió en su primera visita a Bercianos de Aliste y lo cumplió.

Este año el jesuita Germán Francisco José Arana Beorlegui, nacido el día 15 de marzo de 1948 en el País Vasco, miembro de la Compañía de Jesús y amigo del Papa Francisco, fue el encargado de poner voz al Sermón del Descendimiento. Un sermón de apenas quince minutos que cautivo a los presentes.

Dos religiosos fueron por un día Nicodemos, mientras, pie en tierra, dos penitentes bercianenses se convertían 1990 años después en dignos José de Arimatea recogiendo el cuerpo de Jesús Crucificado para presentárselo a su Madre María, pidiéndole permiso para darle cristiana sepultura: introduciéndolo en la Urna (féretro) para iniciar su ultimo viaje.

Viernes Santo, día de muerte y de luto, por ello fue el Pendón Negro, seguido del Morado, ambos portados por los mozos, el encargado de abrir el cortejo fúnebre camino de Calvario. Tras ellos la Cruz Parroquial de Plata con manga negra.

La comitiva de penitentes de blanca túnica de lino y de Capas Pardas Alistanas de Honras y Respeto después portando el cuerpo del finado y entonando el sobrecogedor miserere. Por la noche tenia lugar la procesión de la Virgen de la Soledad que recorría las calles bajo la luz de las velas y al son de Stabat Mater.

Bercianos de Aliste recuperó este año la tradición gastronómica del pulpo a la gallega que se había perdido hace ya 65 años, tras ser prohibida por el cura alistano Salvador Pérez Folgado, de Cabañas, en 1958. Las pulpeiras de O Porriño (Orense) fueron todo un éxito de organización y participación, permitiendo degustar el exquisito producto de los mares, producto típico del Viernes Santo, a muchos de los devotos y curiosos que acudieron Bercianos de Aliste.

La Semana Santa de Bercianos de Aliste llegará hoy a su final con la emotiva Procesión del Encuentro y la eucaristía del Domingo de Resurrección con la participación de todos los niños.

El obispo bedice la plaza de la Pasión tras la obra de remodelación

El obispo de Zamora, Fernando Valera, fue el encargado de bendecir, el Viernes Santo, la recuperada y remodelada Plaza de la Pasión de Bercianos de Aliste que ha vuelto a su arquitectura tradicional alistana para albergar cada año los actos de su Semana Santa: declarada el día 10 de abril Bien de Interés (de Carácter Inmaterial) Cultural y Fiesta de Interés regional de Castilla y León. Las obras han afectado a 942,34 metros cuadrados cincundantes con la iglesia. El proyecto ha estado prometido por el Ayuntamiento de San Vicente de la Cabeza, presidido por el alcalde Fernando González Rodríguez, con una inversión de 66.520,74 euros que ha financiado al 100% la Junta de Castilla y León. Por otra parte, la cofradia del Santo Entierro, ha adquirido a una familia del pueblo un pajar situado en la propia Plaza de la Pasión que se reacondicionará para poder utilizarlo como almacén donde poder guardar enseres de la hermandad penitencial. En 2024 la campana "Patricia" cumplirá sus primeros cien años de vida. Fue fundida en 1924 en el taller de Quintana. Para ello se fundió la campana vieja que peso 197 kilos, aportando 2.500 pesetas la cofradía de la Virgen del Rosario. La nueva pesa 196 kilos y mide 58 centímetros de altura por 152 de circunferencia superior, 78 de diámetro y 0,7 de grosor de labio.

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