Silencio en la rúa, como siempre

Una Zamora silente contempla el paso del Cristo de las Injurias por las calles de la ciudad, sumándose al juramento hecho por los hermanos de la cofradía

VÍDEO | Vuelve a ver la procesión del Silencio 2023 en Zamora

Ander Vecino

El sonido más atronador de todos los que componen la Semana Santa de Zamora es el silencio de la tarde del Miércoles Santo. Es un silencio rotundo, que resuena en las cabezas de los cofrades de fila y de acera mientras el Cristo de las Injurias desfila por la rúa. Una rúa que se muestra, en este día de la Semana Santa, como en realidad es. Aunque miles de personas copen sus aceras durante la tarde del miércoles, aunque centenas aguarden durante horas el paso de los penitentes de blanco y rojo, si uno cierra los ojos parece que nada está pasando fuera.

El silencio de la rúa es el mismo que el de las tardes de enero, o el de las noches de febrero, cuando las heridas que se exponen no son las del Injuriado, sino las de un barrio, una ciudad y una provincia que languidecen por la lanzada de la despoblación.

El silencio de la tarde del miércoles impone a los de fuera y resulta natural a los de dentro. A un zamorano no le impresiona el silencio. Vive en él. En la procesión del Miércoles Santo, en la que las bocas callan para que discurran los pensamientos, el silencio se convierte en clamor. Y Zamora, la que no tiene voz en muchos foros, la que ha visto como le quitaban la palabra en muchas instituciones, aprovecha el silencio para pensar. Y a la vista de la lanzada en el costado del Cristo de las Injurias, la provincia se cuestiona quién le ha abierto en el costado la herida por la que ella misma sangra. Una provincia que camina, sin remedio a la vista, dirección al Calvario del vaciamiento, un Calvario que está en dirección opuesta al desarrollo.

Silencio en la rúa, como siempre

Silencio en la rúa, como siempre / Diego G. Tabaco

En medio del silencio es donde Zamora encuentra las palabras para decir lo que piensa. ¿Cómo no iba a venerar Zamora, la ciudad constantemente injuriada, la capital de una provincia incendiada, al Cristo de las Injurias? La ciudad ofrece al magnífico Cristo del siglo XVI lo que mejor la representa, su silencio, al que se suman los turistas que graban la procesión impresionados por la rotundidad del momento. Silencio del que forman parte los casi tres mil hermanos de la Hermandad del Cristo de las Injurias, hermanos que (así hay que explicárselo al visitante porque así lo manda la tradición) juran de rodillas guardar mutismo durante todo el desfile.

VÍDEO | Vuelve a ver la procesión del Silencio 2023 en Zamora

Ander Vecino

Y en ese silencio cabe preguntarse cuándo. Cuándo será el momento de alzar la voz para reivindicar un futuro para esta tierra, que se desangra de la misma manera que Jesús lo hizo hace más de dos mil años. Cuándo se dará la vuelta una tendencia demográfica que amenaza la misma supervivencia de la provincia. Cuándo se acordarán de nosotros los de fuera. Cuándo dejarán, algunos de dentro, de poner piedras en el camino de la redención. Y, mientras discurren esos pensamientos, el silencio. Silencio de mayores y de pequeños, gracias a la práctica eliminación de las listas de espera de la cofradía. Silencio de hombres y, desde hace dos años, por fin de mujeres. Silencio solo roto por los cascos de los caballos resonando contras las piedras de la rúa.

Muy entrada la noche, con el Injuriado ya esperando al Viernes Santo, desaparece el silencio de la rúa a la vez que las filas de cofrades se disuelven. Y ahora, que ya se puede hablar, es cuando Zamora, seguramente, seguirá callada. El ruido volverá a la rúa durante estos días. Ruido de saludos efusivos, de carcajadas, de ir y venir de gentes. Ruido de grupos de jóvenes, de niños riendo y de bebés llorando. Pero que nadie se engañe, es un espejismo. A partir del lunes, volverá el silencio. No ya un silencio autoimpuesto, como el del Miércoles Santo. Un silencio pesado, que ata, pegajoso, que impide levantar la voz. Porque en Zamora, el silencio es una medida cautelar.

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